Libros - Fuentes
Hieraticón
Divina Liturgia de S. Juan Crisóstomo
Octóijos - Tono 4.
Domingo por la mañana
Pentecostario
Domingo de la Samaritana
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LITURGIA DE S. JUAN CRISÓSTOMO
Primera antífona. Tono 2. Salmo 65.
Verso 1: Aclama a Dios, tierra entera. [BJ-SAOGM]
Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.
Verso 2: Canten a su nombre glorioso, denle honor con alabanzas.
Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.
Verso 3: Digan a Dios: ¡Qué admirables tus obras!
Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.
Verso 4: La tierra entera se postra ante ti y canta para ti.
Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.
Gloria. Ahora y siempre.
Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.
Segunda antífona. Tono 2. Salmo 66.
Verso 1: Que Dios tenga piedad y nos bendiga. [BJ-SAOGM]
Sálvanos, Hijo de Dios, el resucitado de entre los muertos. Te cantamos, ¡Aleluya!
Verso 2: Que nos muestre su rostro radiante.
Sálvanos, Hijo de Dios, el resucitado de entre los muertos. Te cantamos, ¡Aleluya!
Verso 3: Conozca así la tierra su proceder, y todas las naciones su salvación.
Sálvanos, Hijo de Dios, el resucitado de entre los muertos. Te cantamos, ¡Aleluya!
Verso 4: Que los pueblos te den gracias, oh Dios, que todos los pueblos te den gracias.
Sálvanos, Hijo de Dios, el resucitado de entre los muertos. Te cantamos, ¡Aleluya!
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Hijo Unigénito y Verbo de Dios: tú que eres inmortal; accediste para nuestra salvación, a encarnarte de la santa Theotokos y siempre virgen María, inalterado te hiciste hombre; crucificado, Cristo Dios, con tu muerte a la muerte venciste; eres uno de la santa Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo: ¡Sálvanos!
Tercera antífona. Tono 5 (plagal 1). Salmo 67.
Verso 1: Levántese Dios, sean dispersados sus enemigos; huyan de su presencia los que le aborrecen. [SAOGM]
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y a los que yacían en las tumbas, dando la vida. [SAOGM]
Verso 2: Como se desvanece el humo, así se disipan; como se derrite la cera en presencia del fuego.
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y a los que yacían en las tumbas, dando la vida. [SAOGM]
Verso 3: Así se perderán los pecadores del rostro de Dios, mas los justos se regocijarán.
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y a los que yacían en las tumbas, dando la vida. [SAOGM]
Verso 4: Este es el día que hizo el Señor; regocijémonos y alegrémonos en él.
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y a los que yacían en las tumbas, dando la vida. [SAOGM]
Himno de la entrada. Tono 2.
Bendigan a Dios en las iglesias, al Señor desde las fuentes de Israel. [JB] Sálvanos, Hijo de Dios, el resucitado de entre los muertos. Te cantamos, ¡Aleluya!
Himnos después de la pequeña entrada.
Del Octóijos - - -
Apolitiquio de la Resurrección.
Tono 4.
La alegre proclamación de la Resurrección, aprendieron del ángel las discípulas del Señor; y el rechazo de la sentencia ancestral, con entusiasmo anunciaron a los apóstoles: ¡la muerte ha sido desollada, Cristo nuestro Dios ha resucitado! dando al mundo gran misericordia. [SAOGM]
Apolitiquio de la fiesta.
Del Pentecostario - - -
Tono 8 (plagal 4).
A la mitad de la Fiesta, riega mi alma sedienta, ¡Salvador! con las aguas de la buena alabanza. Porque hacia todos exclamaste: “Aquél que tiene sed, que venga a Mí y beba”. ¡Oh Fuente de nuestra vida, Cristo Dios, gloria a Ti! [unES]
Por orden del Metropolita de México, se canta el siguiente apolitquio antes del apolitiquio del templo local.
Por la Protectora de México.
Tono 3.
Θείας πίστεως.
Protectora de México, dulce, bendita y agraciada Madre de Dios, por quien se vive. Nosotros tus siervos, heredad de tu Hijo, te cantamos, suplicando, protege a tu pueblo e intercede ante Él para que salve nuestras almas. [SAOGM]
Se canta el apolitiquio de la comunidad local.
Después:
Condaquio de la Pascua.
Del Pentecostario - - -
Tono 8 (plagal 4).
Aunque descendiste, oh Inmortal, al sepulcro; destruiste el poder del infierno y victorioso resucitaste; oh Cristo Dios! Y dijiste a las mujeres miróforas: ¡Regocijaos! y a Tus apóstoles otorgaste la paz. ¡Tú que concedes la resurrección a los caídos! [SAOGM]
HIMNO TRISAGIO
Santo Dios, santo Poderoso, santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.
Lectura apostólica
Quinto domingo (de la samaritana)
Proquímeno. Tono 4. Salmo 103.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Todas las cosas las hiciste con sabiduría. [BASJ]
Verso: Bendice, alma mía, al Señor; te has engrandecido poderosamente. [BASJ]
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Hch. 11:19-30
Por aquellos días, los apóstoles se habían dispersado a causa de la persecución originada tras la muerte de Esteban, llegaron en su recorrido hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra a nadie más que a los judíos. Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses que, al llegar a Antioquía, hablaron también a los griegos y les anunciaron la Buena Nueva del Señor Jesús. El Señor les daba fuerzas para tal cometido, y un crecido número recibió la fe y se convirtió al Señor. Cuando la noticia llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, enviaron a Bernabé a Antioquía. Al llegar Bernabé y ver todo lo que Dios había obrado entre ellos, se alegró, y exhortaba a todos a permanecer unidos al Señor, con firme propósito, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Por entonces una considerable multitud se agregó al Señor. Partió después para Tarso en busca de Saulo, y, en cuanto lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Estuvieron juntos durante un año entero en aquella iglesia e instruyeron a una gran muchedumbre. En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de ‘cristianos’. Por aquel tiempo bajaron unos profetas de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, llamado Ágabo, movido por el Espíritu, se levantó y profetizó que una feroz hambruna azotaría toda la tierra (es la que hubo en tiempo de Claudio). Los discípulos determinaron enviar algunos recursos, según las posibilidades de cada uno, para los hermanos que vivían en Judea. Así lo hicieron: se los enviaron a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo. [BJ-SAOGM]
Aleluya. Tono 4. Salmo 44.
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Verso 1: Extiende tu arco, prospera y reina, en pro de la verdad, la piedad y la justicia. [SAOGM]
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Verso 2: Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad.
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Evangelio
Quinto domingo (de la samaritana)
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
Jn. 4:5-42
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca de la heredad que Jacob legó a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que estaba cansado de tanto andar, se había sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llegó entonces una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: «Dame de beber.» (Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.) La samaritana le respondió: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer de Samaría?» (Es que los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y supieras quién es el que te dice ‘Dame de beber’, tú se lo habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» Contestó la mujer: «Señor, el pozo es hondo y no tienes con qué sacarla; ¿cómo es que tienes esa agua viva? ¿Te crees más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» Le dijo la mujer: «Señor, dame de esa agua, para no volver a tener sed y no tener que venir aquí a sacarla.» Él le contestó: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» La mujer le dijo: «No tengo marido.» Jesús le respondió: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco, y el que ahora tienes no es marido tuyo. En eso has dicho la verdad.» La mujer replicó: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, pero vosotros decís que el lugar donde se debe adorar es Jerusalén.» Jesús le contestó: «Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran deben adorar en espíritu y verdad.» Le dijo la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo desvelará todo.» Jesús le respondió: «Yo soy, el que está hablando contigo.» En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de que hablara con una mujer. Pero nadie le preguntó qué quería o qué hablaba con ella. La mujer, dejando su cántaro, corrió al pueblo y dijo a la gente: «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» Salieron del pueblo y se encaminaron hacia él. Entretanto, los discípulos le insistían: «Rabbí, come.» Pero él replicó: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no saben.» Los discípulos se decían entre sí: «¿Le habrá traído alguien de comer?» Jesús les dijo: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No dicen ustedes: ‘Cuatro meses más y llega la siega’? Pues bien, yo les digo: Alcen sus ojos y vean los campos, que amarillean ya para la siega. Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Y en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo les he enviado a segar donde ustedes no se han fatigado. Otros se fatigaron y ustedes se aprovechan de su fatiga.» Muchos samaritanos de aquel pueblo creyeron en él por las palabras de la mujer, que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» Cuando llegaron a él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y Jesús se quedó allí dos días. Fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.» [BJ-SAOGM]
Himno a la Theotokos.
Tono 1.
El Ángel clamó a la llena de gracia: Virgen pura, regocíjate; y de nuevo diré regocíjate, porque tu Hijo resucitó del Sepulcro al tercer día. [SAOGM]
Alégrate y regocíjate, oh Portal de la Luz Divina: porque Jesús puesto en la tumba, ha amanecido brillando más que el sol, y ha iluminado a todos los fieles, oh Señora divinamente gozosa. [KAD]
Himno de la comunión.
Reciban el cuerpo de Cristo, beban de la fuente de la inmortalidad. [SAOGM]
Himno después de la comunión.
En lugar de “Vimos la luz verdadera”.
Tono 5 (plagal 1).
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte, y a los que yacían en las tumbas, dando la vida. [SAOGM]
DESPEDIDA
Gloria a ti, Dios nuestro. Gloria a ti.
El que resucitó de entre los muertos, Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, por el poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta, precursor y bautista Juan, de los santos, gloriosos y alabadísimos apóstoles, de los santos, gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros justos y teóforos padres, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.
Normas de Ayuno
Hoy toda clase de comida es permitida.