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2025

Jueves | 20 de Febrero


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Lecturas del Ciclo Regular

Lectura apostólica

Jueves de la trigésimo quinta semana

Lectura de la primera carta universal de san Juan.

1 Jn. 4:20 – 5:21

Queridos, si alguno dice: «Yo amo a Dios», y a la vez odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y nosotros hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano. Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser amará también al que ha nacido de él. En esto podemos conocer que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues el amor a Dios consiste en guardar sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que nace de Dios vence al mundo. Y la fuerza que vence al mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Jesús Cristo fue el que vino con agua y con sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio de ello, porque el Espíritu es la Verdad. Tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres convergen en lo mismo. Si somos capaces de aceptar el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios. Y éste es el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Quien cree en el Hijo de Dios posee el testimonio dentro de sí; pero quien no cree a Dios le deja por mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la Vida; quien no tiene al Hijo de Dios no tiene la Vida. Les he escrito estas cosas a los que creen en el Hijo de Dios, para que se den cuenta de que tienen Vida eterna. Ésta es la confianza plena que tenemos en él: que si le pedimos algo conforme a su voluntad, seguro que nos escucha. Y si sabemos que él escucha todo cuanto le pedimos, también sabemos que tenemos conseguido todo lo que hayamos pedido. Si alguno ve que su hermano comete algún pecado que no conduce a la muerte, que pida, y Dios le dará vida —esto a los que cometan pecados que no conducen a la muerte, pues hay un pecado de muerte; por ése no digo que pida—. Toda iniquidad es pecado, pero hay pecados que no conducen a la muerte. Sabemos que quien ha nacido de Dios no peca, pues lo protege el Engendrado de Dios, y el Maligno no lo toca. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está sometido al poder del Maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para conocer al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesús Cristo. Éste es el Dios verdadero y la Vida eterna. Hijos míos, guárdense de los ídolos. Amén. [BJ-SAOGM]

Evangelio

Jueves de carnes

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

Mc. 15:1-15

En aquel tiempo, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. Y, después de haber atado a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Él le respondió: «Sí, tú lo dices.» Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.» Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido. Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. Pilato les contestó: «¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?» (pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia). Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que pidiesen más bien la libertad de Barrabás. Pilato insistió: «¿Y qué voy a hacer con el que llaman el rey de los judíos?» La gente volvió a gritar: «¡Crucifícalo!» Pilato les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Mas ellos gritaron con más fuerza: «¡Crucifícalo!» Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás. Y a Jesús, después de azotarle, lo entregó para que fuera crucificado. [BJ-SAOGM]


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Sinasario

Del menaion.

El 20 de febrero conmemoramos a nuestro justo y milagroso padre León, obispo de Catania.

Por las intercesiones de tu santos, oh Dios, ten piedad de nosotros. Amén.

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Normas de Ayuno

Hoy toda clase de comida es permitida.