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2025

Lunes | 3 de Febrero


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Lecturas de la Conmemoración

Lectura apostólica

Por el santo.

Lectura de la carta de san Pablo a los Hebreos.

Hb. 9:11-14

Hermanos, Cristo se presentó como sumo sacerdote de los bienes futuros, oficiando en una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario una vez para siempre, no presentando sangre de machos cabríos ni de novillos, sino su propia sangre. De ese modo consiguió una liberación definitiva. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de una becerra santifican con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo. [BJ-SAOGM]

Evangelio

Por el santo.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

Lc. 2:25-38

En aquel tiempo, vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era una persona justa y piadosa, que esperaba que Dios consolase a Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo. Cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, lo tomó en brazos y alabó a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está destinado para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción —¡a ti misma una espada te atravesará el alma!—, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Casada en su juventud, había vivido siete años con su marido, y luego quedó viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Presentándose en aquel mismo momento, comenzó a alabar a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. [BJ-SAOGM]

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Sinasario

Del menaion.

El 3 de febrero conmemoramos al santo y justo Simeón, receptor de Dios, y a Ana la profetisa. La sinaxis en su honor se celebró en la gran iglesia del apóstol Santiago, el hermano de Dios, que se encuentra en la venerable iglesia de la Santa Theotokos cerca de la santísima Gran Iglesia.

Por las intercesiones de tus santos, oh Dios, ten piedad de nosotros. Amén.

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Normas de Ayuno

Hoy toda clase de comida es permitida.