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Hieraticón

Liturgia de S. Basilio

Menaion - 6 de Enero

La santa Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesús Cristo.

__________


LITURGIA DE S. BASILIO

ENARXIS, LETANÍA DE LA PAZ, ANTÍFONAS

DIÁCONO

Bendice, soberano.

SACERDOTE

Bendito el reino del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO

Amén.

DIÁCONO

En paz, roguemos al Señor.

CORO (después de cada petición)

Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Por la paz de lo alto y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.

Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor.

Por esta santa morada y por todos los que en ella entran con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.

Por los cristianos piadosos y ortodoxos, roguemos al Señor.

Por nuestro arzobispo (N.), el honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor.

Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder roguemos al Señor.

Por esta ciudad (Monasterio, Pueblo, o Isla), por toda ciudad y país, y por los fieles que en ellos habitan, roguemos al Señor.

Por un clima benéfico, por la abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos pacíficos, roguemos al Señor.

Por quienes viajan por mar, tierra o aire, por los enfermos, los afligidos, los cautivos y por su salvación, roguemos al Señor.

Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DE LA PRIMERA ANTÍFONA

Señor Dios nuestro, de poder irrepresentable y gloria incomprensible, de misericordia incalculable y filantropía indecible; con tu entrañable compasión Soberano, observa a nosotros y a esta tu santa morada, activa las riquezas de tu misericordia y de tu compasión entre nosotros y a quienes junto con nosotros oran.

SACERDOTE (en voz alta)

Pues a ti se debe toda gloria, honor y adoración: al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO

Amén.

Primera antífona. Tono 2. Salmo 113.

Verso 1: Al salir Israel de Egipto, Jacob de un pueblo extranjero. [BJ-SAOGM]

Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.

Verso 2: Judá fue su santuario.

Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.

Verso 3: El mar lo vio y huyó, el Jordán retrocedió.

Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.

Verso 4: Mar, ¿qué te pasa que huyes, y tú, Jordán, que retrocedes?

Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.

Gloria. Ahora y siempre.

Por las intercesiones de la Theotokos, Salvador, sálvanos.

PEQUEÑA LETANÍA

DIÁCONO

Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DE LA SEGUNDA ANTÍFONA

Señor, Dios nuestro, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; protege la plenitud de tu Iglesia, santifica a los que aman la hermosura de tu morada, glorifícales también con tu divino poder y a nosotros que esperamos en ti no nos abandones.

SACERDOTE (en voz alta)

Porque tuyo es el poder, y tuyos son el reino, la fuerza y la gloria; del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO

Amén.

Segunda antífona. Tono 2. Salmo 114.

Verso 1: Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante. [BJ-SAOGM]

Sálvanos, Hijo de Dios, Tú que fuiste bautizado por Juan en el Jordán. Te cantamos, ¡Aleluya!

Verso 2: Porque inclina su oído hacia mí el día que lo llamo.

Sálvanos, Hijo de Dios, Tú que fuiste bautizado por Juan en el Jordán. Te cantamos, ¡Aleluya!

Verso 3: Me aferraban los lazos de la muerte, me sorprendieron las redes del Seol.

Sálvanos, Hijo de Dios, Tú que fuiste bautizado por Juan en el Jordán. Te cantamos, ¡Aleluya!

Verso 4: Tierno y justo es el Señor, nuestro Dios es compasivo.

Sálvanos, Hijo de Dios, Tú que fuiste bautizado por Juan en el Jordán. Te cantamos, ¡Aleluya!

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Hijo Unigénito y Verbo de Dios: tú que eres inmortal; accediste para nuestra salvación, a encarnarte de la santa Theotokos y siempre virgen María, inalterado te hiciste hombre; crucificado, Cristo Dios, con tu muerte a la muerte venciste; eres uno de la santa Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo: ¡Sálvanos!

PEQUEÑA LETANÍA

DIÁCONO

Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DE LA TERCERA ANTÍFONA

Tú que nos concediste la gracia de estas comunes y unísonas oraciones y que prometiste aceptar las peticiones a dos o tres concordes en tu nombre, tú mismo también ahora, cumple, las peticiones, de tus servidores para lo que conviene otorgándonos, en el presente siglo, el conocimiento, de tú verdad, y en el futuro, la vida eterna.

SACERDOTE (en voz alta)

Porque eres un Dios bondadoso y filántropo, y a ti rendimos gloria; al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO

Amén.

Tercera antífona. Tono 1. Salmo 117.

Verso 1: Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor. [BJ-SAOGM]

Verso 2: Diga la casa de Israel: es bueno, porque es eterno su amor.

Verso 3: Diga la casa de Aarón: es bueno, porque es eterno su amor.

Verso 4: Digan los que están por el Señor: es bueno, porque es eterno su amor.

Apolitiquio de la fiesta. Tono 1.

Cuando fuiste bautizado oh Señor, en el Jordán, la adoración a la Trinidad fue manifestada. Porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote: Hijo Amado; y el Espíritu en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. Oh Cristo nuestro Dios que apareciste e iluminaste al mundo, gloria a Ti. [unES]

ENTRADA MENOR

Mientras se canta la tercera antífona (con sus versos), el sacerdote y el diácono se inclinan tres veces ante el altar. Luego el sacerdote entrega el santo evangelio al diácono, quien le besa la mano al recibirlo, y luego los dos caminan alrededor del santo altar para salir por la puerta norte. Los acólitos salen primero, portando velas y querubines. (Si no hay diácono, el sacerdote toma el santo evangelio y lo sostiene frente a su rostro.) Cuando llegan todos al centro de la iglesia, se detienen e inclinan la cabeza, y el Diácono dice en voz baja:

DIÁCONO (en voz baja)

Roguemos al Señor. Señor, ten piedad.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DE LA ENTRADA

Soberano Señor y Dios nuestro, que instituiste en los cielos legiones y ejércitos de ángeles y arcángeles al servicio de tu gloria, haz que con nuestra entrada se realice la entrada de los santos ángeles concelebrando y glorificando juntamente con nosotros tu bondad. Pues a ti se debe toda gloria, honor y adoración: al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

DIÁCONO (en voz baja)

Bendice, soberano, la santa entrada.

SACERDOTE (en voz baja)

Bendita es la entrada de tus santos eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

DIÁCONO (en voz alta)

¡Sabiduría! ¡De pie!

CORO

Himno de la entrada. Tono 2.

Bendito el que viene en nombre del Señor. El Señor es Dios, él nos ilumina. Sálvanos, Hijo de Dios, Tú que fuiste bautizado por Juan en el Jordán.

Te cantamos, ¡Aleluya!

Himnos después de la pequeña entrada.

CORO

Apolitiquio.

Del Menaion - - -

Tono 1.

Cuando fuiste bautizado oh Señor, en el Jordán, la adoración a la Trinidad fue manifestada. Porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote: Hijo Amado; y el Espíritu en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. Oh Cristo nuestro Dios que apareciste e iluminaste al mundo, gloria a Ti. [unES]

Condaquio.

Del Menaion - - -

Tono 4. Melodía modelo (aftómelon).

Ἐπεφάνης σήμερον.

Hoy al mundo, te manifestaste, y tu luz, oh Señor, se ha marcado sobre nosotros, que conociéndote, te cantamos: viniste y te manifestaste, oh luz inaccesible. [unES]

HIMNO TRISAGIO

DIÁCONO: Roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DEL HIMNO TRISAGIO

Santo Dios, que descansas entre tus santos y eres alabado por los Serafines con el himno trisagio y glorificado por los Querubines y adorado por toda potestad celestial, tú que de la nada trajiste todo a la existencia, que creaste al hombre a tu imagen y semejanza, y lo adornaste con todos tus dones; Tú que das al suplicante sabiduría y prudencia, y no desprecias al pecador, sino que instituiste el arrepentimiento para su salvación; Tú que dignificaste, a nosotros tus humildes e indignos servidores, de estar ahora ante la gloria de tu Santo Altar y de ofrecerte la adoración y la alabanza que te son debidas; Tú mismo, Soberano, recibe, aun de la boca de nosotros, pecadores, el himno trisagio, y visítanos en tu bondad. Perdona todas nuestras transgresiones voluntarias e involuntarias; Santifica nuestras almas y cuerpos, y concede que te adoremos en santidad todos los días de nuestra vida; por las intercesiones de la santísima Theotokos y de todos los santos que desde el origen de los siglos te complacieron.

SACERDOTE (en voz alta)

Porque tú eres santo, Dios nuestro, y a ti rendimos gloria: al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre,

DIÁCONO

y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

EN LUGAR DE “SANTO DIOS”

Tono 1.

Ustedes que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. Aleluya. [SAOGM] (3 veces)

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

De Cristo se han revestido. Aleluya.

DIÁCONO

¡Fuerte!

DIÁCONO (en voz baja)

Ordena, Soberano.

SACERDOTE (en voz baja)

Bendito es aquel que viene en el nombre del Señor.

DIÁCONO (en voz baja)

Bendice, soberano, el excelso trono.

SACERDOTE (en voz baja)

Bendito eres en el trono de la gloria de tu reino, tú que estás sentado sobre los querubines, eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

CORO

¡Fuerte!

Ustedes que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. Aleluya.

Lectura apostólica

Por la fiesta.

DIÁCONO

¡Atendamos!

LECTOR

Proquímeno. Tono 4. Salmo 117.

Bendito el que viene en nombre del Señor. [BJ-SAOGM]

Verso: Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor. [BJ-SAOGM]

DIÁCONO

¡Sabiduría!

LECTOR

Lectura de la carta de san Pablo a Tito.

DIÁCONO

¡Atendamos!

LECTOR

Tt. 2:11-14; 3:4-7

Tito, hijo mío, se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres, que nos enseña a que renunciemos a la impiedad y a las pasiones mundanas, y vivamos con sensatez, justicia y piedad en el tiempo presente, aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesús Cristo. Él se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, deseoso de bellas obras. Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, él nos salvó, no por las obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino por su misericordia, mediante el baño de la regeneración y la renovación operada por el Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesús Cristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, viviendo con la esperanza de vida eterna. [BJ-SAOGM]

SACERDOTE

Paz a ti lector.

CORO

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

(Se canta “Aleluya” tres veces. Los versículos correspondientes se encuentran en el documento “Liturgia - partes variables” de la misma fecha.)

Santo Evangelio

ORACIÓN DEL SANTO EVANGELIO

SACERDOTE (en voz baja)

Soberano filántropo, haz brillar en nuestros corazones la luz pura de tu conocimiento, y abre los ojos de nuestro entendimiento a la comprensión de tus predicaciones evangélicas; inculca asimismo en nosotros el temor de tus bienaventurados mandamientos a fin de que, habiendo pisoteado todos los deseos carnales, vayamos en busca de un espiritual modo de vida, pensando y obrando cuanto es de tu agrado. Porque tú eres la iluminación de nuestras almas y cuerpos, Cristo Dios, y a ti rendimos gloria junto con tu Padre que no tiene principio y con tu santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

DIÁCONO

¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.

SACERDOTE

Paz a todos.

CORO

Y a tu espíritu.

DIÁCONO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

SACERDOTE

¡Atendamos!

CORO

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

DIÁCONO

Mt. 3:13-17

En aquel tiempo, se presentó Jesús, que venía de Galilea al Jordán, a donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo y le decía: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y vienes tú donde mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. Una vez bautizado Jesús, salió del agua. En esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco.» [BJ-SAOGM]

SACERDOTE

Paz a ti, evangelizador.

CORO

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

SACERDOTE (en voz baja)

SEGUNDA ORACIÓN DE LOS FIELES

Dios, que visitaste en tu generosidad y misericordia a nuestra humildad, que nos colocaste a nosotros, pecadores e indignos siervos tuyos ante tu santa gloria para que sirvamos a tu santo altar: tú mismo fortalécenos con la fuerza de tu santo Espíritu para este ministerio y abre nuestros labios para poder invocar la gracia sobre los dones que ahora te serán ofrecidos.

SACERDOTE (en voz alta)

Para que siendo protegidos siempre bajo tu poder, te rindamos gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

GRAN ENTRADA

Himno querúbico

Quienes a los querubines místicamente representamos y a la vivificadora Trinidad el himno trisagio cantamos: todo mundano afán depongamos. Para acoger al rey de todos.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DEL HIMNO QUERÚBICO

Ninguno de los que se hallan atados por los deseos y placeres carnales es digno de llegar o de acercarse a ti, ni de servirte, rey de la gloria; pues el servirte es cosa grande y terrible aun para las potestades celestiales. No obstante, por tu indecible e infinito amor a la humanidad, te hiciste hombre sin cambio ni alteración, y te erigiste sumo sacerdote nuestro, concediéndonos a nosotros el ministerio de este litúrgico e incruento sacrificio, como Soberano de todo; puesto que sólo tú, Señor Dios nuestro, ejerces el dominio sobre todas las cosas celestiales y terrenales; tú que te asientas sobre el trono de los querubines; que eres el Señor de los serafines; que eres el Señor de los Serafines y el rey de Israel, el único santo, y descansas entre los santos. A ti, pues, dirijo mi súplica, único bueno y pronto para escuchar: Obsérvame a mí, tu pecador y inútil siervo y limpia mi alma y mi corazón de conciencia de malignidad; y hazme capaz por el poder de tu santo Espíritu, ya que me hallo investido de la gracia del sacerdocio, para estar ante esta tu santa mesa y ministrar tu santo e inmaculado Cuerpo y tu preciosa Sangre. Pues ante ti acudo e inclinado la cabeza te suplico; no apartes de mí tu rostro, ni me rechaces de entre tus hijos, sino dígnate aceptar de mí, tu servidor, pecador e indigno, estos dones; porque tú mismo eres quien ofrece y quién eres ofrecido, tú quien recibes y quién eres distribuido, Cristo Dios nuestro, y a ti rendimos gloria junto con tu Padre eterno y tu santísimo Espíritu bueno y vivificador, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Quienes a los querubines místicamente representamos y a la vivificadora Trinidad el himno trisagio cantamos: todo mundano afán depongamos. * Para acoger al rey de todos. Acompañado invisiblemente por legiones angélicas. ¡Aleluya, aleluya, aleluya! (3 veces)

DIÁCONO

El Señor Dios se acuerde eternamente de todos ustedes y de todos los piadosos Cristianos Ortodoxos en su reino ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

Acompañado invisiblemente por legiones angélicas. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!

LETANÍA COMPLETIVA

DIÁCONO

Completemos nuestra súplica al Señor.

CORO (después de cada petición)

Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Por los preciosos dones ya ofrecidos, roguemos al Señor.

Por esta santa morada y por todos los que en ella entran con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.

Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

Que el día entero sea perfecto, santo, pacífico, y sin pecado, pidamos al Señor.

CORO (después de cada petición)

Concédelo, Señor.

DIÁCONO

Un ángel de paz, guía fiel y custodio de nuestras almas y cuerpos, pidamos al Señor.

Perdón y remisión de nuestros pecados y transgresiones, pidamos al Señor.

Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por la paz del mundo, pidamos al Señor.

Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz y penitencia, pidamos al Señor.

Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo, pidamos al Señor.

Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DEL OFERTORIO

Señor Dios nuestro, que nos creaste y nos introdujiste en esta vida y nos diste la revelación de los misterios celestiales: tú que nos pusiste en este ministerio por la fuerza de tu santo Espíritu: ten la bondad de concedernos Señor, que seamos servidores de tu Nuevo Testamento, servidores de tus santos misterios. Acéptanos por la magnitud de tu misericordia, a nosotros que nos acercamos a tu santo altar, para que seamos dignos de ofrecerte este sacrificio racional e incruento por nuestros pecados y por la ignorancia del pueblo. Y al recibirlo en tu santo, celestial y espiritual altar, en olor de fragancia, envíanos desde lo alto la gracia de tu Espíritu santo.

Vuélvete Dios, y mira este nuestro oficio y acéptalo como aceptaste los dones de Abel, los sacrificios de Noé, las ofrendas de frutos de la tierra de Abraham, el sacerdocio de Moisés y de Aarón, y la ofrenda de paz de Samuel. Así como recibiste de tus santos apóstoles este oficio verdadero, recibe Señor también por tu bondad, estos dones de las manos de nosotros pecadores; para que, después de habernos concedido servir sin mancha a tu santo altar, obtengamos la recompensa de los fieles y sabios administradores en el temible día de tu justa retribución.

SACERDOTE

Por las misericordias de tu Hijo Unigénito, con quien eres bendito junto con tu santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

SACERDOTE: Paz a todos.

CORO: Y a tu espíritu.

DIÁCONO

Amémonos unos a otros, para que, unánimemente, confesemos.

CORO

Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: Trinidad, coesencial e indivisible.

O en las concelebraciones:

Te amaré Señor, fortaleza mía; el Señor es mi apoyo, mi refugio y mi libertador. [SAOGM]

DIÁCONO

¡Las puertas! ¡Las puertas! Con sabiduría atendamos.

TODOS

EL SÍMBOLO DE LA FE

Creo en un solo Dios Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Y en un solo Señor Jesús Cristo, unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma esencia que el Padre, por quien todo fue hecho. Quien por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos, y se encarnó del Espíritu santo y de María la Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Y ascendió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre. Y de nuevo vendrá, con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos y su reino no tendrá fin. Y en el Espíritu santo, Señor, vivificador, que procede del Padre, que junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por medio de los profetas. En la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos, y la vida en la era futura.

CORO: Amén.

SANTA OBLACIÓN

DIÁCONO

Dispongámonos bien. Dispongámonos con temor, estemos atentos a la santa oblación que ofrecemos en paz.

CORO

Misericordia de paz, sacrificio de alabanza.

SACERDOTE

La gracia de nuestro Señor Jesús Cristo, y el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu santo sean con todos ustedes.

CORO

Y con tu espíritu.

SACERDOTE

Elevemos los corazones.

CORO

Los tenemos hacia el Señor.

SACERDOTE

Demos gracias al Señor.

CORO

Es digno y justo.

SACERDOTE (en voz baja)

Tú, que eres soberano, adorado Señor y Padre omnipotente: es realmente digno y justo, y conviene a la magnificencia de tu santidad, alabarte, cantarte, adorarte, agradecerte, glorificarte a ti, el único Dios realmente existente, y ofrecerte, con el corazón contrito y en espíritu de humildad, este nuestro oficio racional; pues tú eres quien nos dio el conocimiento de tu verdad. ¿Y quién es capaz de proclamar tu poder, hacer escuchar todas tus alabanzas, o narrar todos tus milagros en todo tiempo?

Rey de todos, Señor del cielo y de la tierra y de todo lo creado, lo visible y lo invisible, que estás sentado en un trono de gloria y miras los espacios infinitos; que no tienes comienzo, que eres invisible, inconcebible, indescriptible, inmutable, Padre de nuestro Señor, gran Dios y Salvador, Jesús Cristo, nuestra esperanza; quien es la imagen de tu bondad y signo exacto de ella; que en sí mismo te representa a ti, Padre, siendo Verbo vivo, Dios verdadero, sabiduría eterna, vida, santificación, poder, luz verdadera; por el cual se manifestó el Espíritu Santo, Espíritu de verdad, don de filiación, promesa de herencia futura, principio de los bienes eternos, fuerza vivificadora, fuente de santificación que otorga fuerza a toda criatura de habla e inteligencia para servirte y ofrecerte constantemente la glorificación racional; porque todos te sirven a ti.

Pues a ti alaban los ángeles, los arcángeles, los tronos, los dominios, los principados, las potestades, las fuerzas y los querubines de muchos ojos. En torno tuyo se encuentran los serafines, cada uno con seis alas, con dos se cubren la cara, con dos los pies, y con dos vuelan, exclamando cada uno después del otro, con voz interminable, glorificaciones incesantes.

SACERDOTE (en voz alta)

Cantando el himno de la victoria, proclamando, exclamando y diciendo.

CORO

Santo, santo, santo, Señor Sabaot, plenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en las alturas: bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en las alturas.

SACERDOTE (en voz baja)

Con estas bienaventuradas potestades, Soberano que amas a la humanidad, también nosotros, pecadores, clamamos y decimos: Santo eres realmente y santísimo, y no existe medida para la magnificencia de tu santidad, y eres justo en todas tus obras, porque todo nos has hecho conforme a la verdad y a la justicia. Al crear al hombre tomaste polvo de la tierra, lo honraste con tu imagen, Dios, y lo ubicaste en el paraíso de la dulzura, prometiéndole una vida inmortal y el gozo de tus bienes eternos por el cumplimiento de tus mandamientos; pero habiéndote desobedecido a ti, al Dios verdadero que lo creó, y atraído por el engaño de la serpiente y mortificado por sus pecados, lo expulsaste Dios por tu justa sentencia del paraíso a este mundo, devolviéndole a la tierra de la que fue tomado, preparándole su salvación por un nuevo nacimiento en tu propio Cristo.

Pues no rechazaste del todo a tu criatura que has creado, Bondadoso, ni te olvidaste de la obra de tus manos, sino que la visitaste repetidamente por la misericordia de tu gracia: enviaste profetas, obraste milagros por medio de tus santos, que te complacieron cada uno a su modo; nos hablaste por la boca de tus siervos, los profetas, prediciéndonos la salvación que había de venir; estableciste la Ley para nuestra ayuda; pusiste ángeles guardianes.

Al cumplirse el tiempo nos hablaste por medio de tu propio Hijo, por el cual creaste los siglos, el cual es resplandor de tu gloria e imagen de tu hipóstasis; sosteniéndolo todo por el verbo de su fuerza, no se apropió indebidamente el ser igual a ti, Dios y Padre, sino que siendo Dios eterno apareció en la tierra y vivió con los hombres; se encarnó de la Santa Virgen, se rebajó tomando el aspecto de un siervo, se hizo semejante al cuerpo de nuestra humildad para hacernos semejantes a la imagen de su gloria.

Y puesto que el pecado entró al mundo por el hombre, y por el pecado la muerte, tu Unigénito Hijo existente en tu seno, Dios y Padre, se dignó nacer de una mujer, la santísima siempre virgen María, y sometiéndose a la ley condenó el pecado por medio de su propia carne, para que muriendo en Adán se vuelva a la vida en tu propio Cristo; y después de haber vivido en este mundo, habiéndonos dado mandamientos salvadores, y apartado del engaño de los ídolos, nos trajo el conocimiento de ti, verdadero Dios y Padre, habiéndonos adquirido como gente elegida, sacerdocio real, pueblo santo; y habiéndonos purificado con el agua y santificado con el Espíritu santo, se entregó a sí mismo a cambio de la muerte, de la cual estábamos cautivos, vendidos por el pecado; y habiendo descendido al infierno por la cruz, para llenarlo todo de sí, venció los sufrimientos mortales; y resucitó al tercer día, abriendo a toda carne el camino de la resurrección de entre los muertos, porque no era posible que la corrupción se apoderase del propio origen de la vida; se hizo el primero de los fallecidos y el primer surgido de entre los muertos, para ser él mismo todo, siendo el primero en todo; y habiendo ascendido a los cielos, se sentó en las alturas a la diestra de tu majestad, de donde vendrá para retribuir a cada uno según sus obras.

Nos dejó, como re cuerdo de su pasión salvadora, estos misterios que te ofrecemos conforme a sus preceptos; pues queriendo salir para su muerte voluntaria, digna de eterna memoria y vivificadora, en la noche en que se entregó por la vida del mundo, tomó el pan en sus santas y purísimas manos y lo elevó a ti, Dios y Padre, dio las gracias, lo bendijo, lo santificó, y partiéndolo,

SACERDOTE (en voz alta)

Lo dio a sus santos discípulos y apóstoles, diciendo: Tomen, coman, éste es mi Cuerpo que por ustedes es partido, para la remisión de los pecados.

CORO: Amén.

SACERDOTE (en voz baja)

Del mismo modo, tomó el cáliz del fruto de la vida, lo mezcló, dio las gracias, lo bendijo, y santificándolo,

SACERDOTE (en voz alta)

Lo dio a sus santos discípulos y apóstoles, diciendo: Beban todos de él, ésta es mi Sangre, la del nuevo testamento, que por ustedes y por muchos es derramada para la remisión de los pecados.

CORO: Amén.

SACERDOTE (en voz baja)

Hagan esto en memoria mía: cada vez que coman este pan y beban de este cáliz anuncian mi muerte y confiesan mi resurrección. Recordando, pues, también nosotros, Soberano, su salvadora pasión, su vivificadora cruz, su sepultura de tres días, su resurrección de entre los muertos, su ascensión a los cielos, su entronización en el trono que está a tu diestra, Dios y Padre, y su glorioso y temible segundo advenimiento.

SACERDOTE (en voz alta)

Te ofrecemos lo que es tuyo, de lo que es tuyo, en todo y por todo.

CORO

Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias, Señor, y te suplicamos, oh Dios nuestro.

SACERDOTE (en voz baja)

Por todo aquello, Santísimo Soberano, también nosotros pecadores e indignos siervos tuyos, que somos honrados en servir a tu santísimo Altar, no en atención a nuestros méritos, pues no hicimos nada bueno en la tierra, sino por tu benevolencia y generosidad, que ampliamente derramaste sobre nosotros, nos atrevemos a acercarnos a tu santo altar y, ofreciéndote los signos representativos del santo Cuerpo y de la Sangre de tu Cristo, te rogamos e invocamos, oh Santo de los santos, que por la benignidad de tu benevolencia descienda el Espíritu santo sobre nosotros y sobre los dones que te presentamos, y que los bendiga, santifique y muestra que:

DIÁCONO (en voz baja)

Bendice, soberano, el santo pan.

SACERDOTE

Ciertamente este pan es el mismo valioso Cuerpo del Señor, Dios y Salvador nuestro, Jesús Cristo.

DIÁCONO

Amén.

Bendice, soberano, el santo cáliz.

SACERDOTE

Y ciertamente este cáliz contiene la valiosa Sangre del Señor, Dios y Salvador nuestro, Jesús Cristo.

DIÁCONO

Amén.

Bendice, soberano, juntamente los santos Dones.

SACERDOTE

Derramada por la vida y la salvación del mundo.

DIÁCONO

Amén. Amén. Amén.

SACERDOTE

Y a nosotros todos los que comulgamos de un mismo pan y de un mismo cáliz únenos los unos con los otros en la comunión de un solo Espíritu santo, y que ninguno de nosotros comulgue del santo Cuerpo y Sangre de tu Cristo para su juicio y condenación, sino que hallemos tu misericordia y gracia junto con todos los santos que te hayan complacido desde el principio de los siglos, los progenitores, padres, patriarcas, profetas, apóstoles, predicadores, evangelistas, mártires, confesores de la fe, maestros y toda alma justa fallecida en la fe.

SACERDOTE (en voz alta)

Especialmente por la santísima, purísima, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre virgen María.

CORO

Himno a la Theotokos.

Toda la creación se alegra en ti, oh Llena de gracia, el coro de los ángeles y el género humano. Oh templo consagrado, paraíso espiritual y orgullo de la virginidad, de quien Dios encarnó y se hizo niño, el sempiterno Dios nuestro! Pues Él hizo de tu vientre un trono, y más amplias que los cielos tus entrañas. Toda la creación se alegra en ti, oh Llena de gracia: ¡Gloria a ti!

SACERDOTE (en voz baja)

Por el santo profeta, precursor y bautista Juan, por los santos gloriosos y venerabilísimos apóstoles, por (nombre del santo conmemorado hoy), cuya memoria celebramos, y por todos tus santos, por cuyas súplicas visítanos Dios.

Acuérdate también de todos los que fallecieron con la esperanza de la resurrección a la vida eterna. También Te rogamos por el eterno descanso y por la permanencia en el lugar de la luz perpetua de tus siervos (nombres de los difuntos), donde no hay tristeza ni angustia. Y hazlos descansar donde resplandece la luz de tu rostro.

También te rogamos Señor, que te acuerdes de tu santa Iglesia católica y apostólica, extendida de un extremo al otro del mundo, y concédele la paz, a ella que redimiste con la preciosa Sangre de tu Cristo, y afirma este santo templo hasta el fin de los siglos.

Acuérdate Señor, de los que te ofrecemos estos dones, y de aquellos en cuyo nombre, por medio de los cuales y por quienes te han sido ofrecidos. Acuérdate Señor, de los que traen frutos a tus santas Iglesias y hacen obras de bien, y se acuerdan de los pobres: retribúyeles con tus ricos y celestiales dones, dándoles lo celestial en vez de lo terrenal, lo eterno en vez de lo temporal, lo incorruptible en vez de lo corruptible. Acuérdate Señor, de los que habitan en los desiertos, en las sierras, en las cavernas y en los abismos terrestres. Acuérdate Señor, de los que perseveran en virginidad y piedad, llevando una vida de ayunos y de pureza.

Acuérdate Señor, de toda autoridad, gobierno y ejército: dándoles una profunda y perpetua paz; pon en sus corazones buenos sentimientos para con tu Iglesia y con todos tus fieles, para que pasemos bajo su gobierno una vida apacible y silenciosa con toda piedad y pureza. Conserva a los buenos en su bondad, convierte a los malos en buenos por tu bondad.

Acuérdate Señor, del pueblo aquí presente y de los ausentes por motivos justificados, y ten piedad para con ellos y con nosotros, debido a la muchedumbre de tu misericordia: llena sus haberes de todo lo bueno; conserva sus matrimonios; educa a los niños; dirige a la juventud, sostén a la vejez, consuela a los afligidos; reúne a los errantes; reintegra a tu santa Iglesia católica y apostólica a los que, seducidos, la han abandonado; libra a los oprimidos por los espíritus impuros; navega con los navegantes; viaja con los viajeros; ayuda a las viudas, protege a los huérfanos; libera a los cautivos; sana a los enfermos. Acuérdate Dios, de los que están ante los tribunales; de los mineros, de los presos, de los condenados a trabajos forzados; de los que sufren cualquier pena, necesidad o adversidad. Acuérdate también de todos los que necesitan tu gran misericordia: de los que nos aman y de los que nos odian, de los que se hayan encomendado a nuestras humildes oraciones, y de todo tu pueblo, Señor Dios nuestro, y derrama tu abundante clemencia, concediendo a cada uno lo necesario para su salvación. Y a quienes no hemos recordado por no conocerlos o haberlos olvidado, o debido a la gran cantidad de nombres; tú mismo Dios, conmemóralos, ya que conoces la edad y el nombre de cada cual, conociendo a cada uno desde el seno de su madre.

Pues tú eres, Señor, la ayuda de los que no tienen socorro, la esperanza de los desesperados, el salvador de los atormentados, el puerto de los navegantes, el médico de los enfermos. Sé tú mismo todo para todos, tú que conoces a cada cual: sus preocupaciones, su hogar y su necesidad. Protege, Señor, esta ciudad y cualquier ciudad o país de enfermedad infecciosa, hambre, sismo, inundación, incendio, espada, invasión de enemigos, y guerra civil.

SACERDOTE (en voz alta)

Primeramente acuérdate, Señor, de nuestro arzobispo (N.), consérvalo para tus santas iglesias, en paz, seguridad, honor, salud, larga vida, y que enseñe rectamente la palabra de tu verdad.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Y de quienes tienen en mente cada uno; y de todos y de todas.

CORO: Señor, ten piedad.

SACERDOTE (en voz baja)

Acuérdate Señor, de todo episcopado ortodoxo que enseña fielmente la palabra de tu verdad. Acuérdate también Señor, en la abundancia de tu generosidad, de mi indignidad: perdóname mis faltas voluntarias e involuntarias; no sea que a causa de mis pecados prohíbas que descienda la gracia del Espíritu santo sobre los dones aquí ofrecidos. Acuérdate Señor, del presbiterado, del diaconado en Cristo y de todo el orden sacerdotal; y que ninguno de los que rodeamos tu santo altar sea avergonzado ante ti.

Visítanos con tu gracia, Señor; hazte presente a nosotros en tus abundantes generosidades. Envíanos vientos benignos y útiles, lluvias clementes para la fertilidad de la tierra; apacigua las discordias entre las iglesias, calma la rebelión de los paganos, destruye pronto las herejías por la fuerza de tu Espíritu santo; recíbenos a todos en tu reino haciéndonos hijos de la luz y del día. Danos tu paz y tu amor Señor Dios nuestro, pues tu nos has dado todo.

SACERDOTE (en voz alta)

Y concédenos que con una sola boca y un solo corazón glorifiquemos y alabemos tu honorabilísimo y magnífico nombre, del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

SACERDOTE

Que las misericordias de nuestro gran Dios y Salvador Jesús Cristo sean con todos ustedes.

CORO

Y con tu espíritu.

ORACIÓN DEL SEÑOR

DIÁCONO

Conmemorando a todos los santos, una vez más en paz roguemos al señor.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Por los preciosos dones ya ofrecidos y santificados, roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Para que nuestro Dios filántropo, quien los aceptó en su santo, celestial y racional altar como olor de fragancia espiritual, nos envíe la divina gracia y los dones del Espíritu santo, roguemos.

CORO: Señor, ten piedad.


Mostrar peticiones

__________

(Estas peticiones no se incluían originalmente. Probablemente fueron agregadas debido a la influencia de la Liturgia de los Dones Presantificados.)

DIÁCONO

Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.

CORO

Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

CORO

Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Que el día entero sea perfecto, santo, pacífico, y sin pecado, pidamos al Señor.

CORO (después de cada petición)

Concédelo, Señor.

DIÁCONO

Un ángel de paz, guía fiel y custodio de nuestras almas y cuerpos, pidamos al Señor.

Perdón y remisión de nuestros pecados y transgresiones, pidamos al Señor.

Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por la paz del mundo, pidamos al Señor.

Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz y penitencia, pidamos al Señor.

Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo, pidamos al Señor.

__________

Ocultar peticiones


DIÁCONO

Pidiendo por la unión de la fe y la comunión del Espíritu santo, encomendémonos cada uno a sí mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a Cristo Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

Dios nuestro, Dios de la salvación, enséñanos tú mismo como agradecerte por todos los beneficios que nos otorgaste y sigues otorgándonos. Tú, Dios nuestro, que aceptaste estos dones, purifícanos de toda impureza de la carne y del espíritu, y enséñanos cómo realizar la santificación de tu nombre, con temor ante ti, para que recibiendo con el puro testimonio de nuestra conciencia una parte de tus santos misterios, nos unamos con el santo cuerpo y sangre de tu Cristo, y habiéndolos recibido dignamente tengamos a Cristo viviendo en nuestro corazón y seamos templo de tu Espíritu Santo.

Y sobre todo te rogamos Dios nuestro, que a ninguno de nosotros hagas culpable, ni enfermo de alma y cuerpo, ante tus temibles y celestiales misterios, por comulgar indignamente, sino que nos concedas recibir con dignidad hasta nuestro último suspiro una parte de tus misterios, como viático para la vida eterna y para una favorable defensa ante el temible tribunal de tu Cristo; para que también nosotros participemos, con todos los santos que desde el principio del tiempo supieron complacerte, de los eternos goces que has preparado, Señor, para los que te aman.

SACERDOTE (en voz alta)

Y haznos dignos, Soberano, de atrevernos a invocarte con confianza y sin condenación, a ti, Dios y Padre celestial, y decirte:

TODOS

ORACIÓN DEL SEÑOR

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

SACERDOTE

Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

INCLINACIÓN DE LAS CABEZAS

SACERDOTE: Paz a todos.

CORO: Y a tu espíritu.

DIÁCONO

Inclinemos la cabeza ante el Señor.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

Señor y soberano Padre de toda bondad y Dios de todo consuelo: bendice, santifica, conserva, fortifica, afirma, y aparta de toda mala acción a los que ante ti inclinan su cabeza; únelos a toda acción buena y concédeles que comulguen sin reproche de estos tus purísimos y vivificadores misterios, para el perdón de los pecados y la comunión del Espíritu santo.

SACERDOTE (en voz alta)

Por la gracia, compasión y filantropía de tu Hijo Unigénito, con quien eres bendito, junto con tu santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

DIVINA COMUNIÓN

SACERDOTE (en voz baja)

Atiende Señor Jesús Cristo, Dios nuestro, desde tu santa morada y desde el trono de la gloria de tu reino, y ven a santificarnos, tú, que te asientas en las alturas con el Padre, y que estás aquí presente invisiblemente con nosotros; y dígnate concedernos, por tu poderosa mano, tu inmaculado Cuerpo y tu preciosa Sangre, y por nosotros a todo el pueblo.

DIÁCONO: ¡Atendamos!

SACERDOTE

Los santos para los santos.

CORO

Uno es santo, uno es Señor, Jesús Cristo, para la gloria de Dios Padre. Amén.

Mostrar las oraciones preparatorias para la comunión

TODOS

ORACIONES ANTES DE LA COMUNIÓN

Los siguientes textos de la comunión pueden variar de una parroquia a otra, dependiendo de las costumbres locales.

Creo Señor, y confieso, que en verdad eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo a salvar a los pecadores de los que yo soy el primero. También creo que éste es tu mismo inmaculado Cuerpo y que ésta es tu misma preciosa Sangre. Por eso te imploro: ten piedad de mí y perdona mis culpas, voluntarias e involuntarias, las de palabra o de obra, cometidas a sabiendas o en ignorancia, y hazme digno, sin condenación, de participar de tus inmaculados misterios, para el perdón de mis pecados y para la vida eterna. Amén.

Ahora que me acerco a la divina comunión, hacedor, no me consumas por comulgar; ya que tú eres fuego que abrasa al indigno, sino purifícame de toda mancha.

De tu cena mística, este día, Hijo de Dios, recíbeme a comulgar, pues no revelaré a tus enemigos tus misterios, ni un beso te daré como Judas, sino que, como el ladrón te confieso: ¡Acuérdate de mí, Señor, en tu reino!

Tiembla, hombre, cuando contemples la Sangre deificante; es una brasa que consume al indigno. El Cuerpo de Dios deifica y alimenta; deifica el espíritu y maravillosamente alimenta la mente.

Me sedujiste con ansia, Cristo, y con tu divino amor me convertiste. Consume ahora con fuego inmaterial mis pecados y hazme digno de saciarme del gozo que está en ti, para que saltando de alegría, bueno, magnifique tus dos advenimientos.

¿Cómo puedo yo, indigno, entrar en el esplendor de tus santos? Pues si me atrevo a entrar en la cámara nupcial mis vestidura me denunciará porque no es de bodas, y maniatado los ángeles me echarán. Limpia la inmundicia de mi alma y sálvame, Señor, pues eres filántropo.

Soberano, Filántropo, Señor Jesús Cristo, Dios mío, no sean para el juicio, por causa de mi indignidad, estos Santos Dones, sino para la purificación y santificación de mi alma y de mi cuerpo y para recibirlos como anticipo de la vida futura y tu reino; pues es bueno para mi aferrarme a Dios y poner en el Señor la esperanza de mi salvación.

De tu cena mística, este día, Hijo de Dios, recíbeme a comulgar, pues no revelaré a tus enemigos tus misterios, ni un beso te daré como Judas, sino que, como el ladrón te confieso: ¡Acuérdate de mí, Señor, en tu reino!

Ocultar las oraciones preparatorias para la comunión

CORO

Himno de la comunión.

Se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres. [BJ-SAOGM] ¡Aleluya!

DIÁCONO

Acérquense con respeto de Dios, con fe y con amor.

El sacerdote toma el santo cáliz de las manos del diácono y le da la comunión a cada uno diciendo: El (la) siervo (a) de Dios (N.) Comulga el valioso Cuerpo y Sangre del Señor, Dios y Salvador Jesús Cristo, para la remisión de tus pecados y para la vida eterna. Amén.

Himnos Durante la Divina Comunión

SACERDOTE

Salva, Dios, a tu pueblo y bendice a tu heredad.

CORO

Himno después de la comunión.

En lugar de “Vimos la luz verdadera”.

Tono 1.

Cuando fuiste bautizado oh Señor, en el Jordán, la adoración a la Trinidad fue manifestada. Porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote: Hijo Amado; y el Espíritu en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. Oh Cristo nuestro Dios que apareciste e iluminaste al mundo, gloria a Ti. [unES]

DIÁCONO (en voz baja)

Eleva, soberano.

SACERDOTE (en voz baja)

Dios, elevada sea sobre los cielos y sobre toda la tierra tu gloria. (3 veces)

Bendito sea Dios nuestro.

SACERDOTE (en voz alta)

Eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

ACCIÓN DE GRACIAS

DIÁCONO

¡De pie! Habiendo comulgado los divinos, santos, inmaculados, inmortales, celestiales, vivificadores y estremecedores misterios de Cristo, agradezcamos dignamente al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

CORO: Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Habiendo pedido que cada día entero sea perfecto, santo, pacífico, y sin pecado, encomendémonos cada uno a sí mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE (en voz baja)

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Te damos gracias Señor y Dios nuestro, por la comunión de tus santos, purísimos, inmortales y celestiales misterios que nos has dado para beneficio, santificación y curación de nuestras almas y cuerpos. Tú mismo Soberano de todos, haz que la comunión del santo Cuerpo y Sangre de tu Cristo se convierta para nosotros en fe sin tropiezo, en amor sin hipocresía, en aumento de sabiduría, en curación del alma y del cuerpo, en rechazo de todo lo adverso, en cumplimiento de tus mandamientos, en respuesta favorable en el temible tribunal de tu Cristo.

SACERDOTE (en voz alta)

Porque tú eres nuestra santificación y a ti rendimos gloria: al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

DESPEDIDA

SACERDOTE: Salgamos en paz.

DIÁCONO: Roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

SACERDOTE

ORACIÓN DETRÁS DEL AMBÓN

Como sacrificio de alabanza y adoración agradable, Tú aceptas este racional e incruento sacrificio de quienes con todo su corazón claman a ti, Cristo Dios nuestro, cordero inmaculado e Hijo de Dios, que quitas el pecado del mundo y fuiste sacrificado por nosotros voluntariamente; el dividido, pero no desunido; el comido, pero no consumido; santifica a los que de ahí comen; que en memoria de tu pasión voluntaria y el vivificador levantamiento tuyo al tercer día, nos has hecho partícipes de los inefables y temibles misterios de tu santo Cuerpo y tu preciosa Sangre: ampáranos en tu santificación a nosotros tus servidores y ministros, a las autoridades civiles, a nuestras fuerzas armadas y al pueblo aquí presente.

Concédenos en todo tiempo y en toda hora meditar en tu bondad para que siendo conducidos de acuerdo a tu voluntad y haciendo las cosas que te agradan, podamos hacernos dignos de un lugar a tu diestra cuando vengas a juzgar a los vivos y a los muertos. Rescata a nuestros hermanos que están cautivos; visita a los que están en la enfermedad; guía a los que están en peligro en el mar; y da reposo, donde la luz de tu rostro les ilumine, a las almas de los que nos han precedido en el descanso con la esperanza de la resurrección a la vida eterna; y escucha a todos los que buscan tu ayuda.

Porque tú eres el dador de bondades, y a ti rendimos gloria, junto con tu Padre que no tiene principio, y tu santísimo y bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

Sea el nombre del Señor bendecido desde ahora y por los siglos. [SAOGM] (3 veces)

ORACIÓN DURANTE LA RECOLECCIÓN DE LOS DONES

SACERDOTE (en voz baja)

Ha sido terminado y realizado, según nuestras posibilidades, Cristo nuestro Dios, el misterio de tu providencia: pues tenemos el recuerdo de tu muerte, vimos la imagen de tu resurrección, nos llenamos de tu vida infinita, gozamos de tu alimento inagotable, del cual concédenos ser dignos también en el mundo futuro, por la gracia de tu Padre que no tiene principio y de tu santo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

En la mayoría de las parroquias, la Gran Bendición del Agua se realiza al final de la Divina Liturgia.

OFICIO

DE LA GRAN BENDICIÓN DE LAS AGUAS

DE TEOFANÍA

Nos dirigimos en procesión al lugar donde se ha preparado el recipiente con agua, con el Diácono delante del Sacerdote, este último sosteniendo en su mano derecha una cruz y un hisopo, y en su mano izquierda el libro de los Evangelios. Se paran ante el recipiente de agua mirando hacia el este, mientras los coros cantan los siguientes himnos:


CORO

Tono 8 (plagal 4).

La voz del Señor sobre las aguas clama, diciendo: Vengan todos y reciban al Espíritu de sabiduría, al Espíritu de inteligencia, al Espíritu del temor de Dios, del Cristo que se ha manifestado. [SAOGM] (3 veces)

Hoy es santificada la naturaleza de las aguas, y el Jordán es partido, deteniendo las corrientes de sus aguas al ver lavarse en ellas al Dueño de todo. [SAOGM] (2 veces)

Cristo Rey, has venido al río como hombre, y en tu bondad te apresuras a recibir el bautismo propio de un siervo de manos del Precursor, por causa de nuestros pecados, Amante de los hombres. [SAOGM] (2 veces)

Gloria. Ahora y siempre. Tono 8 (plagal 4).

A la voz del que clamaba en el desierto, ‘Preparen el camino del Señor,’ has acudido, Señor, tomando la forma de siervo, y tú que no conoces pecado pides ser bautizado. Viéndote las aguas temieron; el Precursor temblando exclamó: “¿Cómo podrá el candil iluminar la Luz? ¿Cómo podrá tocar el siervo al Dueño? Salvador, que quitas los pecados del mundo, santifícame a mí junto con las aguas.” [SAOGM]

LECTURAS

LECTOR

Lectura de la profecía de Isaías.

DIÁCONO

¡Sabiduría! ¡Atendamos!

LECTOR

Is. 35:1-10

Oráculo del Señor: Que se alegren desierto y sequedal, que se regocije y florezca la estepa; que estalle en flores y se regocije, que lance gritos de júbilo. Le va a ser dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Podrá verse la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón inquieto: ¡Sean fuertes, no teman! Miren que llega su Dios vengador, Dios que les trae la recompensa; él vendrá y los salvará. Entonces se abrirán los ojos del ciego, las orejas de los sordos se destaparán. Entonces saltará el cojo como ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo. Pues manarán aguas en el desierto y correrán torrentes por la estepa; la paramera se trocará en estanque, y el país árido en manantial de aguas. En la guarida de los chacales verdeará la caña y el papiro. Habrá allí una senda purificada, que la llamarán Vía Sacra; no pasará el impuro por ella, ni los necios por ella vagarán. No habrá leones en ella, ni por ella subirá bestia salvaje; los rescatados la recorrerán. Los redimidos del Señor volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones: precedidos por alegría eterna, seguidos de regocijo y alegría. ¡Adiós, penas y suspiros! [BJ-SAOGM]

LECTOR

Lectura de la profecía de Isaías.

DIÁCONO

¡Sabiduría! ¡Atendamos!

LECTOR

Is. 55:1-13

Oráculo del Señor: ¡Sedientos todos, vayan por agua; los que no tienen dinero, vengan; compren y coman de balde, vino y leche sin pagar! ¿A qué gastar en lo que no alimenta y fatigarse por lo que no sacia? Háganme caso y comerán bien, disfrutarán con algo sustancioso. Escúchenme y acudan a mí; oigan, y su vida prosperará. Haré con ustedes una alianza eterna: las fieles promesas hechas a David. Le nombré testigo de las naciones, caudillo y legislador de los pueblos. Llamarás a un pueblo que no conocías, un pueblo que no te conocía a ti correrá, por amor del Señor tu Dios, por el Santo de Israel, que te honra. Busquen al Señor mientras se deja encontrar; invoquen al Señor mientras está cercano. Que el malvado abandone su conducta, el hombre inicuo sus pensamientos, y se vuelva al Señor, el compasivo, a nuestro Dios, generoso en perdón. Porque mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus proyectos son mis proyectos —oráculo del Señor—. Pues cuanto se elevan los cielos sobre la tierra, del mismo modo se elevan mis proyectos sobre los suyos y mis pensamientos sobre los suyos. Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y produzca pan para comer, así será la palabra de mi boca: no tornará a mí de vacío, pues realizará lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande. Con alegría saldrán, conducidos en paz; montes y colinas aclamarán a su paso, y pasarán entre los aplausos de todos los árboles del campo. En lugar del espino crecerá el ciprés; en lugar de la ortiga crecerá el mirto. Será para renombre del Señor, para señal eterna e imborrable. [BJ-SAOGM]

LECTOR

Lectura de la profecía de Isaías.

DIÁCONO

¡Sabiduría! ¡Atendamos!

LECTOR

Is. 12:3-6

Oráculo del Señor: Sacarán agua con gozo de los hontanares de salvación, y dirán aquel día: «Den gracias al Señor, aclamen su nombre, divulguen entre los pueblos sus hazañas, pregonen que es sublime su nombre. Canten al Señor, porque ha hecho proezas, algo digno de saberse en toda la tierra. Griten de gozo y de júbilo, moradores de Sión: grande es en medio de ti el Santo de Israel.» [BJ-SAOGM]

Lectura apostólica

DIÁCONO

¡Atendamos!

LECTOR

Proquímeno. Tono 4. Salmo 26.

El Señor es mi luz y mi salvación.

Verso: El Señor es el refugio de mi vida. [BJ-SAOGM]

DIÁCONO

¡Sabiduría!

LECTOR

Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios.

DIÁCONO

¡Atendamos!

LECTOR

1 Co. 10:1-4

Hermanos, no quiero que ignoren que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar, de modo que todos quedaron vinculados a Moisés al ser bautizados en la nube y en el mar. Además todos comieron el mismo alimento espiritual y bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo. [BJ-SAOGM]

SACERDOTE

Paz a ti lector.

CORO

Aleluya. Tono 7 (grave). Salmo 44.

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

Verso 1: Un bello tema bulle en mi corazón. [BJ-SAOGM]

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

Verso 2: Eres vistoso en hermosura, más que los hijos de los hombres.

¡Aleluya, aleluya, aleluya!

DIÁCONO

¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.

SACERDOTE: Paz a todos.

CORO: Y a tu espíritu.

DIÁCONO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SACERDOTE

¡Atendamos!

CORO

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

DIÁCONO

Mc. 1:9-11

En aquel tiempo, vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba sobre él. Entonces se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.» [BJ-SAOGM]

SACERDOTE

Paz a ti, evangelizador.

CORO

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

DIÁCONO

En paz, roguemos al Señor.

CORO (después de cada petición)

Señor, ten piedad.

DIÁCONO

Por la paz de lo alto y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.

Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor.

Por esta santa morada y por todos los que en ella entran con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.

Por los cristianos piadosos y ortodoxos, roguemos al Señor.

Por nuestro arzobispo (N.), el honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor.

Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder roguemos al Señor.

Por esta ciudad (Monasterio, Pueblo, o Isla), por toda ciudad y país, y por los fieles que en ellos habitan, roguemos al Señor.

Por un clima benéfico, por la abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos pacíficos, roguemos al Señor.

Por quienes viajan por mar, tierra o aire, por los enfermos, los afligidos, los cautivos y por su salvación, roguemos al Señor.

Para que esta agua sea santificada, con el poder, la acción y la venida del Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Para que venga sobre esta agua la acción purificadora de la Santísima Trinidad suprasubstancial, roguemos al Señor.

Para que a estas aguas sea concedida la gracia de la redención y la bendición del Jordán, roguemos al Señor.

Para que seamos iluminados por la luz de la sabiduría y de la piedad, por el descenso del Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Para que esta agua sea un don de santificación, remisión de pecados, curación de almas y cuerpos, para todo buen propósito, roguemos al Señor.

Para que esta agua brote como manantial de vida eterna, roguemos al Señor.

Para que sea prevención contra toda asechanza de nuestros enemigos visibles e invisibles, roguemos al Señor.

Por los que la reciban y la lleven para la santificación de sus hogares, roguemos al Señor.

Para que sea purificación de alma y cuerpo de todos los que la reciban y la beban, roguemos al Señor.

Para que seamos dignos de ser infundidos de santificación por tomar de estas aguas, por la manifestación invisible del Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Para que el Señor Dios escuche la voz de suplica de nosotros que somos pecadores y que tenga piedad de nosotros, roguemos al Señor.

Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.

Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.

Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.

CORO: A ti, Señor.

El sacerdote reza la siguiente oración en voz baja.

Cuando no hay diácono, por necesidad el sacerdote reza esta oración mientras se leen las lecturas proféticas.

SACERDOTE (en silencio)

Señor Jesús Cristo, Hijo Unigénito que permaneces en el seno del Padre, Dios verdadero, Fuente de vida e inmortalidad, Luz de Luz, que viniste al mundo a iluminarlo, ilumina nuestras mentes con tu Espíritu Santo, y recíbenos al ofrecerte gloria y gratitud por todas tus grandes obras maravillosas, que son por siglos de siglos, y por tu salvadora dispensación en estos últimos días, en la que te has revestido de nuestra naturaleza pobre y débil, condescendiendo hasta tomar la forma de siervo, Tú que eres Rey de todo, y te dignaste ser bautizado en el Jordán por la mano de un siervo, para que, habiendo santificado la naturaleza del agua, Tú que eres impecable, nos indicaras un nuevo nacimiento por el agua y el Espíritu, y nos restauraras a nuestra prístina libertad. Celebrando la memoria de este misterio divino, te suplicamos, Señor que amas a los hombres, que nos rocíes, a tus siervos indignos, de acuerdo con tu promesa divina, del agua purificadora, el don de tu entrañable misericordia; y que te agraden las suplicas de nosotros pecadores sobre esta agua en tu bondad, y que por ella sea concedida tu bendición a nosotros y a todo tu pueblo fiel, para la gloria de tu santo y adorable nombre.

SACERDOTE (en voz alta)

Porque a ti pertenecen toda gloria, honor y adoración, con tu Padre que es sin origen, y con tu santísimo Espíritu bueno y vivificador, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Después de que el sacerdote haya dicho en voz baja “Amén”, y el diácono haya concluido la Gran Letanía, entonces el sacerdote comienza a leer en voz alta el preámbulo de la oración de la Epifanía.

Este preámbulo no se pronuncia en la víspera de la fiesta; por consiguiente, la oración comienza más abajo con «¡Grande eres, Señor!». Este preámbulo se dice el día de la fiesta de la Epifanía.

Escrito por el patriarca Sofronio de Jerusalén.

SACERDOTE

Oh Trinidad inmaterial, llena de bondad, que estás por encima de toda divinidad, todopoderosa, que todo lo contienes, invisible, incomprensible, creadora de las substancias espirituales y de las naturalezas racionales, bondad eterna, luz inaccesible, que iluminas a todo hombre que viene al mundo, ilumíname también a mí tu servidor, aunque no lo merezco, y da luz a los ojos de mi entendimiento para que me atreva a alabar tus beneficios, que no tienen número, y tu ilimitado poder. Que mi plegaria por el pueblo, aquí presente, sea aceptada por Ti, para que nuestros pecados no impidan la venida de la gracia del Espíritu Santo a este lugar. Permíteme, oh Señor lleno de bondad, que exclame ahora, sin merecer castigo, y diga: Te glorificamos, Señor Todopoderoso, que amas a la humanidad, Rey Eterno. Te glorificamos, Hijo Unico de Dios, engendrado por una Madre sin concurso de padre y por un Padre sin concurso de una madre. En la fiesta pasada te hemos visto como Niño y en la presente te vemos hombre perfecto, Tú que eres nuestro Dios perfecto y vienes de la Perfección.

Hemos llegado al momento de la fiesta y el Coro de los Santos se reúne con nosotros y los Angeles celebran junto con los hombres. hoy la gracia del Espíritu Santo se posó sobre las aguas en forma de paloma. Hoy ha brillado el Sol sin ocaso y el mundo es iluminado con la luz del Señor. Hoy las estrellas resplandecientes adornan el universo con la claridad de su luz. Hoy las nubes desde el cielo llaman a la humanidad a la práctica de la justicia.

Hoy el Increado acepta la imposición de manos de su criatura. Hoy el Profeta y Precursor se acerca al Señor, pero se detiene atemorizado al ver la condescendencia de Dios hacia nosotros. Hoy las aguas del Jordán se convierten en salud por la presencia del Señor. Hoy ha sido abierto el paraíso para la humanidad y ha brillado para nosotros el Sol de Justicia.

Hoy el agua, que era amarga en tiempos de Moisés, se convierte en dulzura con la presencia del Señor. Hoy hemos sido librados de los antiguos lamentos y, como un nuevo Israel, hemos sido salvados. Hoy hemos sido rescatados de las tinieblas y ha brillado para nosotros la luz del conocimiento de Dios. Hoy las sombras del mundo se disipan con la Epifanía (manifestación) de nuestro Dios. Hoy toda la creación recibe la luz de los cielos. Hoy el error es abatido y la venida del Señor nos ha abierto el camino de la salvación.

Hoy los celestiales celebran esta fiesta junto con los terrestres y los que están abajo se unen a los de las alturas. Hoy el pueblo ortodoxo a grandes voces se regocija. Hoy el Señor viene a ser bautizado para elevar a la humanidad hasta las alturas. Hoy el que nunca se inclina. se inclina ante su siervo para librarnos de la esclavitud. Hoy hemos adquirido el Reino de los cielos, porque el Reino del Señor no tiene fin. Hoy la tierra y el mar comparten la alegría del mundo, y este se ha llenado de gozo.

Te han contemplado las aguas, oh Dios, te han visto las aguas y han tenido miedo. El Jordán volvió hacia atrás cuando vio el fuego de la Divinidad venir y reposarse sobre él en forma humana. El Jordán volvió hacia atrás cuando vio venir al Espíritu Santo en forma de paloma y posarse sobre Ti. El Jordán volvió hacia atrás cuando vio al Invisible con sus propios ojos, al Creador en forma humana y al Señor en forma de esclavo. El Jordán volvió hacia atrás y las montañas exultaron de gozo al ver a Dios encarnado. Las nubes lanzaron voces de admiración por El que viene —y que es Luz de Luz y Dios verdadero de Dios verdadero— a sepultar en el Jordán al monstruo del pecado, al arma del error y el poder del infierno, dando al mundo el bautismo de salvación.

Por todo eso, yo tu indigno servidor, Señor, me veo embargado por el temor, al proclamar tus maravillas, y exclamo con piedad:

El sacerdote, habiendo terminando la oración anterior, dice lo siguiente alzando su voz:

SACERDOTE

Grande eres, Señor, y maravillosas tus obras, y ninguna palabra es suficiente para cantar Tus maravillas. [SAOGM] (3 veces)

CORO

¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti!

SACERDOTE

Porque Tú, por tu propia voluntad, de la nada has traído todas las cosas a la existencia, y por tu poder mantienes toda la creación, y por tu providencia ordenas el mundo Constituiste con los cuatro elementos la creación; coronaste el ciclo del año con cuatro estaciones. Ante ti tiemblan todas las potestades razonables. El sol canta tus alabanzas, y la luna te glorifica; las estrellas interceden contigo. Te obedece la luz. Ante Ti se estremecen los abismos; los manantiales te sirven. Extendiste los cielos como una cortina. Estableciste la tierra sobre las aguas. Rodeaste los mares de arena. Derramaste el aire para el aliento.

Las potestades angelicales te sirven. Los coros de arcángeles te adoran. Los querubines de múltiples ojos y los serafines de seis alas, estando en derredor y volando, se cubren de temor ante tu inaccesible gloria.

Porque Tú, el Dios incircunscrito, sin comienzo e inefable, descendiste a la tierra, tomando la forma de un siervo y haciéndote a semejanza del hombre. Pues no toleraba tu entrañable misericordia, Dueño ver a la raza de los hombres bajo la tiranía del diablo, porque viniste a salvarnos. Confesamos tu gracia; proclamamos tu misericordia; no escondemos tu beneficencia. Libertaste a los hijos de nuestra naturaleza; por tu nacimiento santificaste el seno de la Virgen. Toda la creación canta tus alabanzas, Tú que te manifestaste. Porque Tú, Dios nuestro, apareciste en la tierra y habitaste entre los hombres. Santificaste las corrientes del Jordán, enviando desde el cielo a tu santísimo Espíritu, y aplastaste la cabeza de los dragones que allí habitaban.

Por tanto, Rey que amas a los hombres, está presente ahora, por el descenso de tu Espíritu Santo, y santifica esta agua. [SAOGM] (3 veces)

CORO: Amén.

SACERDOTE

Y concédele la gracia de la redención, la bendición del Jordán. Haz de ella una fuente de incorrupción, un don de santificación. una remisión de pecados, un remedio de enfermedades, una destrucción de demonios, inaccesible a las potestades hostiles, llenada de poder angelical, a fin de que sea para los que la reciban y la tomen para purificación de sus almas y cuerpos, para curación de las pasiones, para santificación de sus hogares y para todo buen propósito.

Pues Tú eres nuestro Dios, que por el agua y el Espíritu, renovaste nuestra naturaleza envejecida por el pecado. Tú eres nuestro Dios, que por el agua ahogaste el pecado en los días de Noé. Tú eres nuestro Dios, que por el mar, por medio de Moisés, libertaste a los hebreos de la esclavitud de Faraón. Tú eres nuestro Dios, que partiste la roca en el desierto de modo que las aguas brotaron y se desbordaron los arroyos, y saciaste a tu pueblo sediento. Tú eres nuestro Dios, que por agua y fuego, por medio de Ellas, volviste a Israel del error de Baal.

Tú mismo, Señor, santifica ahora esta agua por tu Espíritu Santo. [SAOGM] (3 veces)

CORO: Amén.

SACERDOTE

Concede a todos los que la toquen, con ella se unjan, y participen de ella, santificación, bendición, purificación y salud. Salva, Señor, a nuestros gobernantes fieles. Y guárdalos en paz bajo tu amparo. Somete bajo sus pies a todo enemigo y adversario; concédeles todas sus peticiones que sean por la salvación y la vida eterna. Acuérdate, Señor, de nuestro Arzobispo (N.), de todo el presbiterio, del diaconado en Cristo, y de toda orden sacerdotal, y de todo el pueblo aquí presente, lo mismo que de nuestros hermanos que están ausentes por causa justa, y ten piedad de ellos y de nosotros, según tu gran piedad.

Para que por los elementos, por los ángeles, y por los hombres, por todas las cosas visibles e invisibles, sea glorificado tu santísimo nombre, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

SACERDOTE Paz a todos.

CORO: Y a tu espíritu.

SACERDOTE

Inclinemos la cabeza ante el Señor.

CORO: A ti, Señor.

SACERDOTE

El sacerdote inclina la cabeza y ora:

Inclina tu oído y escúchanos, Señor, que te dignaste ser bautizado en el Jordán y santificaste las aguas. Bendícenos a todos, quienes por la inclinación de nuestras cabezas señalamos nuestra sumisión, y haznos dignos de ser santificados por participar de esta agua y por ser rociados con ella, para que sea, Señor, para la salud de nuestras almas y cuerpos.

Porque Tú eres la santificación de nuestras almas y cuerpos y te rendimos gloria, gracias y adoración, con Tu Padre que es sin origen, y Tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificador, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

Luego, el sacerdote, teniendo con las dos manos la preciosa cruz y el ramaje de albahaca, bendice el agua sumergiéndolas verticalmente y trazando con ellas la señal de la cruz, mientras canta el apolitiquio de la fiesta.

SACERDOTE

Apolitiquio. Tono 1.

Cuando fuiste bautizado oh Señor, en el Jordán, la adoración a la Trinidad fue manifestada. Porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote: Hijo Amado; y el Espíritu en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. Oh Cristo nuestro Dios que apareciste e iluminaste al mundo, gloria a Ti. [unES]

Los coros cantan este himno dos veces más, y cada vez el sacerdote repite sus acciones según lo descrito anteriormente.

CORO

Apolitiquio. Tono 1.

Cuando fuiste bautizado oh Señor, en el Jordán, la adoración a la Trinidad fue manifestada. Porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote: Hijo Amado; y el Espíritu en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. Oh Cristo nuestro Dios que apareciste e iluminaste al mundo, gloria a Ti. (2 veces)

Luego, el sacerdote, sosteniendo con la mano derecha el ramaje de albahaca y con la izquierda la preciosa cruz, rocía en forma de cruz el templo y a los fieles, mientras canta el condaquio.

El 6 de Enero:

Condaquio. Por la fiesta.

Tono 4. Melodía modelo (aftómelon).

Hoy al mundo, te manifestaste, y tu luz, oh Señor, se ha marcado sobre nosotros, que conociéndote, te cantamos: viniste y te manifestaste, oh luz inaccesible. [unES]

El día de la fiesta se canta el siguiente himno (de la octava oda del canon).

Tono 2.

Μυστήριον παράδοξον.

La Trinidad se manifestó en el Jordán. Pues el Padre que es supremo en divinidad, dio testimonio diciendo: “El que se bautiza aquí es mi Hijo amado.” Y el Espíritu reposó sobre él, que es igual en divinidad, a quien los pueblos bendicen y exaltan sobre todo, por los siglos. [JB]

DIÁCONO: Roguemos al Señor.

CORO: Señor, ten piedad.

SACERDOTE

La bendición del Señor y su misericordia vengan sobre ustedes, por su divina gracia y su filantropía, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

CORO: Amén.

SACERDOTE

Gloria a ti, Dios nuestro. Gloria a ti.

El que se dignó a ser bautizado por Juan en el Jordán, para nuestra salvación, Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, por el poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta, precursor y bautista Juan, de los santos, gloriosos y alabadísimos apóstoles, de los santos, gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros justos y teóforos padres, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.

CORO

Al que nos bendice y santifica, conserva Señor, por muchos años.

SACERDOTE

Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.

CORO: Amén.