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Menaion - 5 de Enero
Pre-fiesta de la Epifanía. Grandes Horas
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SERVICIO DE LAS GRANDES HORAS
HORA PRIMA
SACERDOTE
Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Gloria a ti, Dios nuestro. Gloria a ti.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y toma tu morada entre nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
LECTOR
Amén.
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Señor, ten piedad. (12 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 5
Señor, escucha mis palabras, y a mi queja pon atención. Presta oído a mi clamor, ¡oh mi rey y mi Dios! Pues a ti te imploro, Señor. Desde la mañana oyes mi voz. Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera. Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida. Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad. A los que hablan mentiras los destruyes: Odia el Señor a violentos y embusteros. Pero yo por tu inmensa bondad puedo entrar en tu casa; frente a tu santo templo me prosterno con toda reverencia. Señor, tú que eres justo, guíame: Frente a los que me espían abre ante mí un camino llano. Pues nada de sincero hay en su boca y sólo crímenes hay en su interior. Para halagar tienen buena lengua, mas su garganta se abre para tragar. Castígalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas; échalos por sus crímenes sin cuento, ya que contra ti se han rebelado. Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges, y te celebren los que aman tu nombre. Pues tú, Señor, bendices al justo y como un escudo lo cubre tu favor. [SAOGM]
Salmo 22 (23)
El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo. La mesa has preparado para mí frente a mis adversarios, con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi copa. Irán conmigo la dicha y tu favor mientras dura mi vida, mi mansión será la casa del Señora por largos, largos días. [SAOGM]
Salmo 26 (27)
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿ante quién temblaré? Cuando los malvados se lanzan contra mí para comer mi carne, ellos, mis enemigos y contrarios, tropiezan y perecen. Si me sitia un ejército contrario, mi corazón no teme, si una guerra estalla contra mí, aún tendré confianza. Una cosa al Señor, sólo le pido, la cosa que yo busco es habitar la casa del Señor mientras dure mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y cuidar de su santuario. Porque él me dará asilo en su cabaña en tiempos de desdicha, me ocultará en el secreto de su tienda, y me alzará sobre la roca. Y ahora mi cabeza se levanta sobre mis enemigos que me cercan. Jubiloso en su carpa ofreceré sacrificios con aclamaciones. Quiero cantar, tocar para el Señor. Señor, oye la voz con que a ti clamo, escucha, por piedad. Mi corazón de ti me habla diciendo: «Procura ver su faz.» Es tu rostro, Señor, lo que yo busco, no me escondas tu cara. Con enojo a tu siervo no rechaces; eres tú mi defensa, ¡no me abandones, no me dejes solo, mi Dios y Salvador! Si me abandonaran mi padre y mi madre, me acogería el Señor. Enséñame, Señor, tus caminos, y guíame por sendero llano. Líbrame del afán de mis contrarios, pues contra mí se levantan falsos testigos que lanzan amenazas. La bondad del Señor espero ver en la tierra de los vivientes. Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba! espera en el Señor. [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
El río Jordán retrocedió una vez por el manto de Eliseo, cuando Elías fue llevado al cielo; entonces las aguas se separaron. Las corrientes de agua se convirtieron en un paso seco para él, como una señal y un tipo del bautismo, por el cual nosotros pasamos al otro lado de la corriente cambiante de esta vida pasajera. Cristo ha aparecido en el río Jordán para santificar las aguas.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
¿Cómo te llamaremos, tú que eres llena de gracia? Cielo, porque diste a luz al Sol de Justicia; Paraíso, porque de ti brotó la Flor de la incorruptibilidad; Virgen, porque permaneciste incorrupta; Madre purísima, porque llevaste en tus brazos santos al Hijo que es Dios de todos. Suplícale que nos salve.
CORO
Idiómela.
Tono 8 (plagal 4).
Hoy es santificada la naturaleza de las aguas, y el Jordán es partido, deteniendo las corrientes de sus aguas al ver lavarse en ellas al Dueño de todo. [SAOGM]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Por eso te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón. [BJ-SAOGM]
Tono 8 (plagal 4).
Cristo Rey, has venido al río como hombre, y en tu bondad te apresuras a recibir el bautismo propio de un siervo de manos del Precursor, por causa de nuestros pecados, Amante de los hombres. [SAOGM]
Verso: Te vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 8 (plagal 4).
A la voz del que clamaba en el desierto, ‘Preparen el camino del Señor,’ has acudido, Señor, tomando la forma de siervo, y tú que no conoces pecado pides ser bautizado. Viéndote las aguas temieron; el Precursor temblando exclamó: “¿Cómo podrá el candil iluminar la Luz? ¿Cómo podrá tocar el siervo al Dueño? Salvador, que quitas los pecados del mundo, santifícame a mí junto con las aguas.” [SAOGM]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
La voz del Señor sobre las aguas.
Verso: Te quiero, Señor, mi fortaleza. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
35:1-10
Oráculo del Señor: Que se alegren desierto y sequedal, que se regocije y florezca la estepa; que estalle en flores y se regocije, que lance gritos de júbilo. Le va a ser dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Podrá verse la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón inquieto: ¡Sean fuertes, no teman! Miren que llega su Dios vengador, Dios que les trae la recompensa; él vendrá y los salvará. Entonces se abrirán los ojos del ciego, las orejas de los sordos se destaparán. Entonces saltará el cojo como ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo. Pues manarán aguas en el desierto y correrán torrentes por la estepa; la paramera se trocará en estanque, y el país árido en manantial de aguas. En la guarida de los chacales verdeará la caña y el papiro. Habrá allí una senda purificada, que la llamarán Vía Sacra; no pasará el impuro por ella, ni los necios por ella vagarán. No habrá leones en ella, ni por ella subirá bestia salvaje; los rescatados la recorrerán. Los redimidos del Señor volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones: precedidos por alegría eterna, seguidos de regocijo y alegría. ¡Adiós, penas y suspiros! [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
13:25 – 32
Por aquellos días, al final de su carrera, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan; saben que viene detrás de mí uno a quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies.’ Hermanos, hijos de la raza de Abrahán, y cuantos entre ustedes temen a Dios: a ustedes ha sido enviada esta palabra de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes cumplieron, sin saberlo, las Escrituras de los profetas que se leen cada sábado; aunque no hallaron en él ningún motivo de condena, pidieron a Pilato que le hiciera morir. Y cuando hubieron cumplido todo lo que estaba escrito respecto a él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Él se apareció durante muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y que ahora son testigos suyos ante el pueblo. También les anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa que Dios hizo a los antepasados la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
3:1-6
En aquel tiempo, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Conviértanse porque ha llegado el Reino de los Cielos.» Éste es de quien habló el profeta Isaías, cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas. Juan llevaba un vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a su cintura, y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, tras confesar sus pecados. [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Dirige mis pasos según tu palabra, que ninguna transgresión tenga dominio sobre mí.
Redímeme de las calumnias de hombres y guardaré tus mandamientos.
Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos.
Sea llena mi boca de tu alabanza, Señor, para cantar tu gloria, tu magnificencia todo el día. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy el Señor se presenta en las corrientes del Jordán, exclamando a Juan y diciendo: “No temas bautizarme; porque si he venido es para salvar al primer creado Adán.”
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Cristo, Luz verdadera, que iluminas y santificas a todos los hombres que vienen a este mundo, que la Luz de tu rostro sea una señal sobre nosotros, que en ella podamos ver la Luz inaccesible. Dirige nuestros pasos en el ejercicio de tus mandamientos, por las intercesiones de tu inmaculada Madre y de todos tus santos. ( Amén. )
HORA TERCIA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 28 (29)
¡Tributen a Yahvé, hijos de Dios, tributen a Yahvé gloria y poder! Devuelvan al Señor la gloria de su Nombre, adoren al Señor en solemne liturgia. ¡Voz del Señor sobre las aguas! retumba el trueno del Dios de majestad: es el Señor, por encima del diluvio. Voz del Señor, llena de fuerza, voz del Señor, voz esplendorosa. Voz del Señor: ¡ha partido los cedros! El Señor derriba los cedros del Líbano. Hace saltar como un novillo al Líbano, y al monte Sarón como búfalo joven. Voz del Señor: ¡se ha tallado relámpagos! Voz del Señor que sacude el desierto; estremece el Señor el desierto de Cadés. Voz del Señor: ¡ha doblegado encinas y ha arrancado la corteza de los bosques! En su templo resuena una sola voz: ¡Gloria! El Señor dominaba el diluvio, el Señor se ha sentado como rey y por siempre. El Señor dará fuerza a su pueblo, dará a su pueblo bendiciones de paz. [SAOGM]
Salmo 41 (42)
Como anhela la cierva estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo. Sediento estoy de Dios, del Dios de vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me dicen sin cesar: «¿Dónde quedó su Dios?» Es un desahogo para mi alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz. ¿Qué te abate, alma mía; ¿por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador. Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el Jordán y el Hermón a ti, humilde colina. El eco de tus cascadas resuena en los abismos, tus torrentes y tus olas han pasado sobre mí. Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida. A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión del enemigo? Mis adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: «Dónde quedó tu Dios?» ¿Qué te abate, alma mía; por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios salvador. [SAOGM]
Salmo 50 (51)
Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti solo pequé, lo malo a tus ojos cometí. Por que seas justo cuando hablas e irreprochable cuando juzgas. Mira que nací culpable, pecador me concibió mi madre. Y tú amas la verdad en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo hasta quedar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve. Devuélveme el son del gozo y la alegría, se alegren los huesos que tú machacaste. Aparta tu vista de mis yerros y borra todas mis culpas. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los rebeldes tus caminos y los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Pues no te complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo aceptas. Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. ¡Sé benévolo y favorece a Sión, reconstruye los muros de Jerusalén! Entonces te agradarán los sacrificios legítimos –holocausto y oblación entera–, entonces se ofrecerán novillos en tu altar. [BJ-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
El río Jordán retrocedió una vez por el manto de Eliseo, cuando Elías fue llevado al cielo; entonces las aguas se separaron. Las corrientes de agua se convirtieron en un paso seco para él, como una señal y un tipo del bautismo, por el cual nosotros pasamos al otro lado de la corriente cambiante de esta vida pasajera. Cristo ha aparecido en el río Jordán para santificar las aguas.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Tú, Theotokos, eres la verdadera viña que diste el fruto de la Vida para nosotros; te suplicamos, Señora, intercede juntamente con los apóstoles y todos los santos, que El tenga piedad de nosotros.
CORO
Idiómela.
Tono 8 (plagal 4).
La mano derecha del precursor y Bautista, el profeta honrado sobre todos los demás profetas, tembló al contemplarte a Ti, el Cordero de Dios que purificas el mundo de los pecados; y, profundamente enraizado por la naturaleza de la hazaña que se le pedía, exclamó en voz alta: “¡No me atrevo a tocar Tu cabeza, oh Verbo! ¡Santifícame e ilumíname Tú mismo, Oh Compasivo, porque Tú eres la vida, la luz y la paz del mundo!” [KAD]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Por eso te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón. [BJ-SAOGM]
Tono 4.
La Trinidad, nuestro Dios, se nos ha revelado hoy; porque el Padre ha dado testimonio de su parentesco, y el Espíritu ha descendido de los cielos en forma de paloma, mientras que el Hijo ha inclinado su purísima cabeza ante el precursor y, siendo bautizado, ha librado al ser humano raza de la esclavitud, en que Él es el Amante de la Humanidad. [KAD]
Verso: Te vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 5 (plagal 1).
El Señor, el Dador de vida, ha venido al Jordán en la carne, deseando ser bautizado en forma de hombre, en que Él es compasivo; para que, librándonos de toda maquinación y asechanza de la serpiente a los que hemos sido engañados, nos ilumine Aquel de quien el Padre da testimonio . Y el Espíritu divino, apareciéndosele en forma de paloma, le hace morar en nuestras almas, oh Tú que eres el Amante de la Humanidad. [KAD]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
Te vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron.
Verso: La voz del Señor sobre las aguas. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
1:16 – 20
¡Lávense, purifíquense! no me hagan el testigo de sus malas acciones, dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda.» Ahora Yavé les dice: «Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, se volverán como lana blanca. Si ustedes quieren obedecerme, comerán lo mejor de la tierra; pero si ustedes insisten en desobedecerme, será la espada la que los devore; porque ésta es palabra de Yavé.» [SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
19:1 – 8
Por aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso, donde encontró a algunos discípulos. Les preguntó: «¿Recibieron el Espíritu Santo cuando abrazaron la fe?» Ellos contestaron: «Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que haya Espíritu Santo.» Él replicó: «¿Pues qué bautismo han recibido?» Respondieron: «El bautismo de Juan». Pablo añadió: «Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyeran en el que había de venir después de él, o sea en Jesús.» Cuando oyeron esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús. Y, en cuanto Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo frecuentó la sinagoga durante tres meses. En ella hablaba con valentía y discutía acerca del Reino de Dios, intentando convencerles. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
1:1 – 8
Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en el profeta Isaías: ‘Voy a enviar a mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas’, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, tras confesar sus pecados. Juan llevaba un vestido de piel de camello, y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo; y no soy digno de inclinarme y desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.» [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Bendito es el Señor Dios, bendito es el Señor día a día, el Dios de nuestra salvación nos hace prosperar; nuestro Dios es Dios que salva. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy el Señor se presenta en las corrientes del Jordán, exclamando a Juan y diciendo: “No temas bautizarme; porque si he venido es para salvar al primer creado Adán.”
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Dueño, Dios, Padre omnipotente, Señor, Hijo unigénito, Jesucristo, y Espíritu Santo, una sola deidad, un solo poder, ten piedad de mí, pecador, y por los juicios que tú has establecido, sálvame a mí, tu siervo indigno, porque bendito eres tú por los siglos de los siglos. ( Amén. )
HORA SEXTA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 73 (74)
¿Por qué, oh Dios, esos continuos rechazos, y esa ira contra el rebaño de tu redil? Acuérdate de tu comunidad, que antiguamente adquiriste y rescataste para que fuera tu tribu y heredad con el monte Sión donde tú moras. Dirige tus pasos a esas ruinas sin remedio; saqueó todo, el enemigo, en el santuario. Lanzaron alaridos en tu tienda, a la entrada pusieron la bandera extranjera. Lo derribaron todo con el hacha como leñadores en el bosque; el enmaderado y sus esculturas los demolieron a machete y azuela. Prendieron fuego a tu santuario y profanaron la morada de tu Nombre. Dijeron: «¡Acabemos con ellos de una vez!» y en el país incendiaron todos los santuarios. Ya no vemos signos de ti, ya no hay profetas, y nadie entre nosotros que nos diga hasta cuando. ¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el opresor y seguirá el enemigo ultrajando tu nombre? ¿Por qué retiras tu mano? ¿o la tienes tomada de la cintura? ¿No eres acaso desde siempre mi Dios, mi rey, tú, el autor de las liberaciones del país? Tú con tu poder, dividiste el mar, y aplastaste las cabezas de monstruos marinos. Rompiste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las tortugas de mar. Tú hiciste brotar fuentes y torrentes, tú secaste ríos inagotables. Tuyo es el día y tuya es la noche, tú ajustas la luz y el sol. Pusiste todos los límites de la tierra, y formaste el invierno y el verano. No lo olvides, el enemigo insultó al Señor, un pueblo de locos ultrajó tu nombre. No entregues a las fieras el alma que te da gracias, no olvides para siempre la vida de tus pobres. Mira cómo han guardado tu alianza, en las cuevas del país, lugares de resistencia. Que el oprimido no vuelva avergonzado, que el pobre y el pequeño puedan alabar tu nombre. Levántate, oh Dios, y defiende tu causa, te insultan todo el día, no olvides a esos locos. No olvides el alboroto de tus adversarios y el clamor siempre creciente de tus agresores. [SAOGM]
Salmo 76 (77)
En voz alta clamo a Dios, en voz alta para que me escuche. Busqué al Señor, en el momento de la prueba, de noche sin descanso, hacia él tendí mi mano y mi alma se negó a ser consolada. No me acuerdo de Dios sin que no gima, si medito, una duda acosa mi espíritu. No me permite dormir, me perturbo y me faltan las palabras. Es que pienso en los días de otrora, en los tiempos antiguos... Y me acuerdo, y por la noche mi corazón se atormenta, medito y mi espíritu se interroga: ¿Nos rechazará Dios para siempre y no reabrirá el tiempo de sus favores? ¿Ha clausurado su gracia para siempre, y encerrado su palabra para el futuro? ¿Se ha olvidado Dios de su compasión o la cólera ha cerrado sus entrañas? Y me dije: «Lo que me traspasa es que ha cambiado la diestra del Altísimo.» Recuerdo las hazañas del Señor, recuerdo tus milagros de otros tiempos, En tus obras medito, una a una, y pienso en tus hazañas. ¡Oh Dios, en tus obras todo es santo! ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas, tú demuestras tu fuerza entre los pueblos. Por tu brazo, a tu pueblo rescataste, a los hijos de Jacob y de José. Oh Dios, las aguas te vieron, te vieron y se estremecieron, y hasta sus honduras enmudecieron. Las nubes descargaron aguaceros, las nubes hicieron oír su voz, mientras tus flechas se arremolinaban. Se oía de tu trueno el retumbar, tus relámpagos el mundo iluminaban, la tierra se asombraba y estremecía. Tu camino cruzaba por el mar, por aguas profundas corrían tus senderos, y nadie supo dar cuenta de tus huellas. Tú guiabas a tu pueblo, a tu rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón. [SAOGM]
Salmo 90 (91)
Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente, dile al Señor: «Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza.» El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia; te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura. Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío. Pero tú dices: «Mi amparo es el Señor,» tú has hecho del Altísimo tu asilo. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda: pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos. En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra; andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones. «Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció. Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores. Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación.» [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
El río Jordán retrocedió una vez por el manto de Eliseo, cuando Elías fue llevado al cielo; entonces las aguas se separaron. Las corrientes de agua se convirtieron en un paso seco para él, como una señal y un tipo del bautismo, por el cual nosotros pasamos al otro lado de la corriente cambiante de esta vida pasajera. Cristo ha aparecido en el río Jordán para santificar las aguas.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Al ver que no tenemos audacia a causa de nuestros muchos pecados, ruega al que nació de ti, oh Virgen Theotokos, porque la súplica de una madre vale mucho para ganar el favor del Maestro. No desdeñes las oraciones de los pecadores, oh purísima, porque misericordioso y poderoso para salvar es Aquel que se dignó sufrir también por nosotros.
CORO
Idiómela.
Tono 8 (plagal 4).
Así dijo el Señor a Juan: “Ven, Profeta, y bautízame a mí que te he creado, e iluminado con gracia, ¡purifícalo todo! Toca Mi cabeza divina y no dudes. Que así sea ahora, porque he venido a cumplir toda justicia. No dudes, porque me apresuro a destruir al príncipe de las tinieblas, al adversario que se esconde en las aguas, para que ahora pueda librar al mundo de sus lazos, otorgando vida eterna, en que yo soy el Amante de la humanidad.” [KAD]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Por eso te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón. [BJ-SAOGM]
Tono 6 (plagal 2).
Hoy la profecía del Salmista se apresura a su cumplimiento; porque dijo: El mar miró y huyó, el Jordán se volvió, ante la faz del Señor, ante la faz del Dios de Jacob, que vino a recibir el bautismo de su siervo, para que también nosotros, habiendo sido lavados de la impureza de la idolatría, puedan ser iluminados en el alma por Su causa. [KAD]
Verso: Te vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 5 (plagal 1).
¿Por qué vuelves atrás tus aguas, oh Jordán? ¿Por qué entorpeces tus corrientes? ¿Por qué no procedes de acuerdo con tu naturaleza? “¡No puedo soportar el Fuego que me consume!” decía; “Me maravillo y estoy asombrado por su extrema condescendencia; porque no estoy acostumbrado a lavar a Uno que está limpio, ni estoy acostumbrado a limpiar a Uno que no tiene pecado; antes bien, es mi costumbre purificar vasos inmundos. ¡Cristo que es bautizado en mí me enseña a quemar las espinas de los pecados! Juan, la voz de la Palabra, da testimonio de mí, clamando: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” A Él clamemos en voz alta, oh fieles: ¡Oh Dios que te has revelado para nuestra salvación, gloria a Ti! [KAD]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
La voz del Señor sobre las aguas.
Verso: Rindan al Señor, hijos de Dios. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
12:3-6
Oráculo del Señor: Sacarán agua con gozo de los hontanares de salvación, y dirán aquel día: «Den gracias al Señor, aclamen su nombre, divulguen entre los pueblos sus hazañas, pregonen que es sublime su nombre. Canten al Señor, porque ha hecho proezas, algo digno de saberse en toda la tierra. Griten de gozo y de júbilo, moradores de Sión: grande es en medio de ti el Santo de Israel.» [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
6:3 – 11
Hermanos, cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos incorporados a su muerte. Por medio del bautismo fuimos, pues, sepultados con él en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos mediante la portentosa actuación del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si hemos sido injertados en él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos por una resurrección semejante. Sabemos así que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruida nuestra naturaleza transgresora y dejáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está muerto queda libre del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no vuelve a morir, y que la muerte carece ya de poder sobre él. Su muerte implicó morir al pecado de una vez para siempre; mas su vida es un vivir para Dios. En consecuencia, también ustedes deben considerarse muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
1:9-11
En aquel tiempo, vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba sobre él. Entonces se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.» [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Adelántanos pronto tus misericordias, Señor, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy el Señor se presenta en las corrientes del Jordán, exclamando a Juan y diciendo: “No temas bautizarme; porque si he venido es para salvar al primer creado Adán.”
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Dios y Señor de las potestades y de la creación entera el Autor, que por la ternura de tu incomparable misericordia enviaste a tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para la salvación de nuestro género humano, y por medio de su preciosa Cruz destruiste la cédula de nuestros pecados, y con ella triunfaste sobre los orígenes y poderes de la obscuridad, tú mismo, Dueño, que amas a los hombres, acepta estas acciones de gracias y oraciones de súplica de nosotros pecadores. Líbranos de toda caída oscura y dañina y de todo enemigo visible e invisible que nos busque para hacernos maldad. Enclava nuestra carne al temor de ti y no inclines nuestros corazones a palabras o pensamientos de maldad, mas hiere nuestras almas con el anhelo de ti, para que siempre mirándote y siendo guiados por la luz que viene de ti, y viéndote, luz inaccesible y sempiterna, podamos rendir incesante confesión y gracias, al Padre, que es sin principio, juntamente con tu Hijo Unigénito, y tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. ( Amén. )
HORA NONA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 92 (93)
Reina el Señor, vestido de grandeza, el Señor se revistió de poder, lo ciñó a su cintura, el mundo está ahora firme e inamovible. Tu trono está erigido desde siempre, pues tú eres, Señor, desde la eternidad. Los ríos levantan, Señor, los ríos levantan su voz, los ríos levantan su fragor. Pero más que el fragor de las aguas, más grandioso que el oleaje de la mar es el Señor, grandioso en las alturas. Nada hay más seguro que tus palabras, tu casa es el lugar de la santidad, oh Señor, día tras día y para siempre. [SAOGM]
Salmo 113 (114-115)
Cuando Israel salió de Egipto, la casa de Jacob, de un pueblo bárbaro, Judá pasó a ser su santuario, Israel se convirtió en su dominio. El mar lo vio y huyó, el Jordán debió retroceder, as montañas saltaron como carneros y como corderos, las colinas. ¿Qué te pasa, mar, que huyes, y tú, Jordán, por qué retrocedes? Montañas, por qué saltan como carneros y ustedes, colinas, como corderos? Tiembla, tierra, en presencia del Señor, en presencia del Dios de Jacob, del que cambia la roca en manantial, y la piedra, en fontana. ¡No a nosotros, Señor, nos des la gloria, no a nosotros, sino a tu nombre, llevado por tu amor, tu lealtad! ¿Quieres que digan los paganos: «¿Dónde está, pues, su Dios?» Nuestro Dios está en los cielos, él realiza todo lo que quiere. Sus ídolos no son más que oro y plata, una obra de la mano del hombre. Tienen una boca pero no hablan, ojos, pero no ven, orejas, pero no oyen, nariz, pero no huelen. Tienen manos, mas no palpan, pies, pero no andan, ni un susurro sale de su garganta. ¡Que sean como ellos los que los fabrican y todos los que en ellos tienen confianza! ¡Casa de Israel, confíen en el Señor, él es su socorro y su escudo! ¡Casa de Aarón, confíen en el Señor, él es su socorro y su escudo! ¡Los que temen al Señor, confíen en el Señor, él es su socorro y su escudo! El Señor no nos olvida, nos bendecirá: bendecirá a la casa de Israel, bendecirá a la casa de Aarón, bendecirá a los que temen al Señor, tanto a los pequeños como a los grandes. Que el Señor los haga crecer a ustedes y a sus hijos. ¡Que el Señor los bendiga, el que hizo los cielos y la tierra! Los cielos son la morada del Señor, mas dio la tierra a los hijos de Adán. No son los muertos los que alaban al Señor, ni todos los que bajan al Silencio, mas nosotros, los vivos, bendecimos al Señor desde ahora y para siempre. [SAOGM]
Salmo 85 (86)
Escúchame, Señor, y respóndeme, pues soy pobre y desamparado; si soy tu fiel, vela por mi vida, salva a tu servidor que en ti confía. Tú eres mi Dios; piedad de mí, Señor, que a ti clamo todo el día. Regocija el alma de tu siervo, pues a ti, Señor, elevo mi alma. Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de amor con los que te invocan. Señor, escucha mi plegaria, pon atención a la voz de mis súplicas. A ti clamo en el día de mi angustia, y tú me responderás. Nadie como tú, Señor, entre los dioses y nada que a tus obras se asemeje. Todos los paganos vendrán para adorarte y darán, Señor, gloria a tu nombre. Porque eres grande y haces maravillas, tú solo eres Dios. Tus caminos enséñame, Señor, para que así ande en tu verdad; unifica mi corazón con el temor a tu nombre. Señor, mi Dios, de todo corazón te daré gracias y por siempre a tu nombre daré gloria, por el favor tan grande que me has hecho: pues libraste mi vida del abismo. Oh Dios, me echan la culpa los soberbios, una banda de locos busca mi muerte, y son gente que no piensan en ti. Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad, vuélvete a mí y ten piedad de mí, otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu sierva, y para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me has ayudado y consolado. [SAOGM]
Y para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me has ayudado y consolado. [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
El río Jordán retrocedió una vez por el manto de Eliseo, cuando Elías fue llevado al cielo; entonces las aguas se separaron. Las corrientes de agua se convirtieron en un paso seco para él, como una señal y un tipo del bautismo, por el cual nosotros pasamos al otro lado de la corriente cambiante de esta vida pasajera. Cristo ha aparecido en el río Jordán para santificar las aguas.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Tú que naciste de la Virgen por nosotros y sufriste la crucifixión y mostraste Tu Resurrección siendo Dios; no rechaces los que creaste con Tus manos, mas derrama Tu compasión sobre el mundo, oh misericordioso y acepta a la Madre de Dios intercesora nuestra. ¡Y salva, oh Salvador nuestro, aun pueblo sin esperanza!
CORO
Idiómela.
Tono 7 (grave).
Cosa aterradora fue contemplar al Creador del cielo y de la tierra desnudo en el río, recibiendo de Su siervo el bautismo como siervo para nuestra salvación. Los coros angelicales se maravillaron en el temor y la alegría; y con ellos te adoramos. ¡Sálvanos, oh Señor! [KAD]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Por eso te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón. [BJ-SAOGM]
Tono 2.
Cuando el precursor vio al Señor de la gloria que venía hacia él, exclamó: “¡Ha llegado el Redentor del mundo! ¡Él nos libra de la corrupción y de la tribulación! ¡Él concede el perdón de los pecados, en que Él es Dios en la tierra! En su misericordia ha salido de la Virgen pura. ¡Él hace hijos de Dios de los esclavos, y en lugar de tinieblas trae iluminación a la humanidad a través del agua de Su bautismo divino! Por tanto, vengan, para que juntos podamos glorificarle con el Padre y el Espíritu Santo!” [KAD]
Verso: Te vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Ahora y siempre. Tono 5 (plagal 1).
Cuando tu mano tocó la purísima cabeza del Maestro, y con tu dedo nos lo señalaste. Con esto tú también indícanoslo a nosotros, oh Bautista, porque tienes gran denuedo en cuanto que eres mayor que todos los profetas, puesto que eres testificado por él. Levanta hacia Él tus ojos, que vieron al Santísimo Espíritu que descendía en forma de paloma, Oh Bautista, haz que Él sea misericordioso con nosotros; y ven, quédate con nosotros, sellando nuestro himnario y ayudándonos a celebrar Su banquete. [KAD]
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 3.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Verso: El Señor es mi luz y mi salvación. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
(40: 1-5, 8-10, 28-29, 34-35)
Yavé habló así a Moisés: «El día primero del primer mes alzarás la Morada, la Tienda de las Citas. Allí pondrás el Arca de la Alianza y cubrirás el Arca con la cortina. Llevarás la mesa y la dispondrás. Llevarás también el candelabro y prepararás las lámparas. Colocarás el altar de oro para el incienso delante del Arca de la Alianza y colgarás la cortina a la entrada de la Morada. Entonces tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. La consagrarás con todo su mobiliario y será cosa sagrada. Ungirás además el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar y en adelante será cosa sacratísima.» A la entrada de la Morada colocó la cortina, y en la misma entrada de la Morada colocó también el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto y la ofrenda, como Yavé le había mandado. Entonces la Nube vino a cubrir la Tienda de las Citas y la Gloria de Yavé llenó la Morada. Moisés ya no podía entrar en la Tienda de las Citas, pues la Nube descansaba sobre ella y la Gloria de Yavé llenaba la Morada. [SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a Tito.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
2:11-14; 3:4-7
Tito, hijo mío, se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres, que nos enseña a que renunciemos a la impiedad y a las pasiones mundanas, y vivamos con sensatez, justicia y piedad en el tiempo presente, aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesús Cristo. Él se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, deseoso de bellas obras. Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, él nos salvó, no por las obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino por su misericordia, mediante el baño de la regeneración y la renovación operada por el Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesús Cristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, viviendo con la esperanza de vida eterna. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
3:1 – 18
Era el año quince del reinado del emperador Tiberio. Poncio Pilato era gobernador de Judea, Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo en Iturea y Traconítide, y Lisanias en Abilene; Anás y Caifás eran los jefes de los sacerdotes. En este tiempo la palabra de Dios le fue dirigida a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Juan empezó a recorrer toda la región del río Jordán, predicando bautismo y conversión, para obtener el perdón de los pecados. Esto ya estaba escrito en el libro del profeta Isaías: Oigan ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. Las quebradas serán rellenadas y los montes y cerros allanados. Lo torcido será enderezado, y serán suavizadas las asperezas de los caminos. Todo mortal entonces verá la salvación de Dios. Juan decía a las muchedumbres que venían a él de todas partes para que las bautizara: «Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se acerca? Produzcan los frutos de una sincera conversión, pues no es el momento de decir: Nosotros somos hijos de Abraham. Yo les aseguro que Dios puede sacar hijos de Abraham también de estas piedras. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.» La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer?» El les contestaba: «El que tenga dos capas, que dé una al que no tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo.» Vinieron también cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: «Maestro, ¿qué tenemos que hacer?» Respondió Juan: «No cobren más de lo establecido.» A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?» Juan les contestó: «No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo.» El pueblo estaba en la duda, y todos se preguntaban interiormente si Juan no sería el Mesías, por lo que Juan hizo a todos esta declaración: «Yo les bautizo con agua, pero está para llegar uno con más poder que yo, y yo no soy digno de desatar las correas de su sandalia. El los bautizará con el Espíritu Santo y el fuego. Tiene la pala en sus manos para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en sus graneros, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se apaga.» Con estas instrucciones y muchas otras, Juan anunciaba la Buena Nueva al pueblo. [SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
No nos abandones para siempre, por el honor de tu nombre, no rompas tu alianza. No nos niegues tu misericordia, por Abrahán tu amigo, por Isaac tu siervo, por Israel tu consagrado. [BJ-SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy el Señor se presenta en las corrientes del Jordán, exclamando a Juan y diciendo: “No temas bautizarme; porque si he venido es para salvar al primer creado Adán.”
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Oh Maestro Divino, Señor Dios nuestro Jesucristo, que eres paciente con nuestros pecados y nos has permitido llegar hasta la hora presente, en la cual fuiste colgado al vivificante Madero de la Cruz, desde donde abriste el paraíso al ladrón arrepentido, destruyendo a la vez la muerte con tu muerte: purifícanos a nosotros, pecadores, tus indignos siervos /porque hemos pecado inicuamente sin piedad, no somos dignos ni siquiera de levantar los ojos al cielo al habernos apartado del camino de tu justicia y dejándonos llevar por los deseos torcidos de nuestro corazón. Mas imploramos tu infinita bondad: retórnanos, oh Señor, a tu Gracia, por la multitud de tus misericordias, y sálvanos por amor a tu nombre, pues nuestros días han pasado en solo vanidad. Líbranos de las manos del adversario, perdona nuestros pecados y mortifica nuestros planes carnales, a fin de que, quitando de nosotros el hombre corrompido por los vicios, podamos revestirnos del hombre nuevo para poder vivir en ti, nuestro Maestro y Benefactor; así, obedeciendo tus mandamientos, podamos disponernos al descanso eterno, donde esperan todos aquellos tus fieles que gozan ya por anticipado, pues tú eres, en verdad, la verdadera Alegría y Exultación de aquellos que te aman, oh Cristo nuestro Dios, y a ti pertenece la gloria, conjuntamente con tu Padre que es sin origen, y tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificante, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. ( Amén. )
Gloria. Ahora y siempre. Señor, ten piedad. (3 veces) Padre, bendiga.
SACERDOTE
Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, por el poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta, precursor y bautista Juan, de los santos, gloriosos y alabadísimos apóstoles, de los santos, gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros justos y teóforos padres, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.
Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.
( Amén. )