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Menaion - 24 de Diciembre
El día anterior a la Navidad. Grandes Horas
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OFICIO DE LAS GRANDES HORAS
HORA PRIMA
SACERDOTE
Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Gloria a ti, Dios nuestro. Gloria a ti.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y toma tu morada entre nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
LECTOR
Amén.
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Señor, ten piedad. (12 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 5
Señor, escucha mis palabras, y a mi queja pon atención. Presta oído a mi clamor, ¡oh mi rey y mi Dios! Pues a ti te imploro, Señor. Desde la mañana oyes mi voz. Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera. Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida. Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad. A los que hablan mentiras los destruyes: Odia el Señor a violentos y embusteros. Pero yo por tu inmensa bondad puedo entrar en tu casa; frente a tu santo templo me prosterno con toda reverencia. Señor, tú que eres justo, guíame: Frente a los que me espían abre ante mí un camino llano. Pues nada de sincero hay en su boca y sólo crímenes hay en su interior. Para halagar tienen buena lengua, mas su garganta se abre para tragar. Castígalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas; échalos por sus crímenes sin cuento, ya que contra ti se han rebelado. Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges, y te celebren los que aman tu nombre. Pues tú, Señor, bendices al justo y como un escudo lo cubre tu favor. [SAOGM]
Salmo 44 (45)
Lleno me siento de palabras bellas, recitaré al rey, yo, mi poema: mi lengua es como un lápiz de escritor. Tú eres el más hermoso entre los hombres, en tus labios la gracia se derrama, así Dios te bendijo para siempre. Cíñete ya la espada, poderoso, con gloria y con honor anda y cabalga por la causa de la verdad, la piedad y el derecho. Haces proezas con armas en la mano: tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden; los enemigos del rey pierden coraje. Tu trono, oh Dios, es firme para siempre. Cetro de rectitud es el de tu reinado. Amas lo justo y odias lo que es malo; por eso Dios, tu Dios, te dio a ti solo una unción con perfumes de alegría como no se la dio a tus compañeros. Mirra y áloe impregnan tus vestidos, el son del arpa alegra tu casa de marfil. Hijas de reyes son tus muy amadas, una reina se sienta a tu derecha, oro de Ofir en sus vestiduras luce. Ahora tú, hija, atiéndeme y escucha: olvida a tu pueblo y la casa de tu padre, y tu hermosura al rey conquistará. El es tu Señor: los grandes de Tiro ante él se postrarán. Ahí vienen los ricos del país a rendirte homenaje. La hija del rey, con oro engalanada, es introducida al interior, vestida de brocados al rey es conducida. La siguen sus compañeras vírgenes que te son presentadas. Escoltadas de alegría y júbilo, van entrando al palacio real. En lugar de tus padres tendrás hijos, que en todas partes príncipes serán. Gracias a mí yo quiero que tu nombre viva de una a otra generación y que los pueblos te aclamen para siempre. [SAOGM]
Salmo 45 (46)
Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia. Por eso, si hay temblor no temeremos, o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemblen: El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob. Un río, sus brazos regocijan a la ciudad de Dios, santifica las moradas del Altísimo. Dios está en ella, no puede ceder, Dios la socorre al despuntar la aurora. Los pueblos bramaban, los reinos en marcha se ponían... El eleva su voz y el mundo se hunde. El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob. Vengan a ver las hazañas del Señor, y los estragos que causó a la tierra. Pone fin a la guerra en todo el país, rompe el arco y en dos parte la lanza y consume los carros en el fuego. Paren y reconozcan que soy Dios, muy por encima de los pueblos y muy alto sobre la tierra. El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob. [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
En aquél tiempo, siendo de la rama de David, María y el anciano José se inscribieron en Belén. Ella llevaba en su vientre al Cordero, Él que fue concebido sin simiente. Cuando llegó el tiempo de dar a luz y no teniendo, en el pueblo, lugar en donde hospedarse; la gruta probó ser un digno palacio para la Reina. Cristo nace levantando la imagen que había caído desde antaño.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
¿Cómo te llamaremos, tú que eres llena de gracia? Cielo, porque diste a luz al Sol de Justicia; Paraíso, porque de ti brotó la Flor de la incorruptibilidad; Virgen, porque permaneciste incorrupta; Madre purísima, porque llevaste en tus brazos santos al Hijo que es Dios de todos. Suplícale que nos salve.
CORO
Idiómela.
Tono 8 (plagal 4).
¡Prepárate, Belén! ¡Que esté alerta el pesebre; y que la gruta dé la bienvenida! Pues la Verdad ha venido, la sombra ha pasado y Dios ha aparecido, nacido de la Virgen, formado a nuestra semejanza. Por lo tanto, Adán y Eva han sido renovados y están exclamando: “La alegría apareció sobre la tierra para salvar a nuestro género”. [unES]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. [BJ-SAOGM]
Tono 3.
Ha llegado el tiempo para que se cumpla lo que anteriormente había sido dicho místicamente por los profetas: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales, que anticipaste y preparaste la gruta; porque de ti ha de salir, para mí, el Administrador de las naciones, encarnándose de la Joven Virgen. Cristo Dios que cuidará a Su pueblo el nuevo Israel”. Vengan pues, todos. Magnifiquémosle. [unES]
Verso: Señor, he oído tu fama y me he atemorizado; he visto tus obras, Señor, y me he asombrado. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 8 (plagal 4).
Así habla José a la Virgen: “¡María! ¿Qué es esto que estoy viendo en Ti? No logro entender; estoy asombrado y perplejo y se pasma mi mente. Aléjate pues de mí, secretamente, a toda prisa. ¡María! ¿Qué es esto que estoy viendo en Ti? Pues en lugar del honor, Tú me has traído vergüenza; tristeza en vez de la alegría y reproche en vez de la honra. No podré soportar el reproche de la gente, porque te he recibido como una virgen sin mancha de los sacerdotes del Templo del Señor. Pues ¿Qué es este hecho manifestado?” [unES]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
El Señor me ha dicho: «Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.»
Verso: Si me lo pides, te daré en herencia las naciones. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Miqueas.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
5:1 – 3
Oráculo del Señor: En cuanto a ti, Belén Efratá, la menor entre los clanes de Judá, de ti sacaré al que ha de ser el gobernador de Israel; sus orígenes son antiguos, desde tiempos remotos. Por eso, él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel. Pastoreará firme con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Vivirán bien, porque entonces él crecerá hasta los confines de la tierra. [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a los Hebreos.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
1:1 – 12
Hermanos, muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo, a quien instituyó heredero de todo y por quien también hizo el universo. Él es resplandor de la gloria de Dios e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa. Él, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, con una superioridad sobre los ángeles tanto mayor cuanto más excelente es el nombre que ha heredado. En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez “Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy”, o también “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? En otro lugar, al presentar a su Primogénito al mundo, dice: “Y adórenle todos los ángeles de Dios”; y de los ángeles dice: “Hace de los vientos sus ángeles, y de las llamas de fuego sus ministros”. Pero del Hijo afirma: “Tu trono, ¡oh Dios!, por los siglos de los siglos; y también: El cetro de tu realeza es cetro de equidad. Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso te ungió, ¡oh Dios!, tu Dios con óleo de alegría entre tus compañeros”. También dice: “Tú al comienzo, ¡oh Señor!, pusiste los cimientos de la tierra, y obra de tu mano son los cielos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; todos como un vestido envejecerán; como un manto los enrollarás, como un vestido, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo y tus años no tendrán fin.” [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
Evangelio
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
1:18 – 25
El origen de Jesús Cristo fue de la siguiente manera. Su madre, María, estaba desposada con José; pero, antes de empezar a estar juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: ‘La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel,’ que traducido significa: «Dios con nosotros». Una vez que despertó del sueño, José hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Pero no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, a quien puso por nombre Jesús. [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Dirige mis pasos según tu palabra, que ninguna transgresión tenga dominio sobre mí.
Redímeme de las calumnias de hombres y guardaré tus mandamientos.
Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos.
Sea llena mi boca de tu alabanza, Señor, para cantar tu gloria, tu magnificencia todo el día. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy, la Virgen viene a la gruta para dar a luz inefablemente al Verbo Eterno. Alégrate pues, al escuchar esto, habitada tierra, y glorifica con los Ángeles y los pastores a Aquél cuya Voluntad es manifestarse como un Niño Nuevo, Quien es el Eterno Dios.
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Cristo, Luz verdadera, que iluminas y santificas a todos los hombres que vienen a este mundo, que la Luz de tu rostro sea una señal sobre nosotros, que en ella podamos ver la Luz inaccesible. Dirige nuestros pasos en el ejercicio de tus mandamientos, por las intercesiones de tu inmaculada Madre y de todos tus santos. ( Amén. )
HORA TERCIA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 66 (67)
¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro! Para que conozcan en la tierra tu camino, tu salvación en todas la naciones. Que los pueblos te den gracias, oh Dios, que todos los pueblos te den gracias. Que los poblados se alegren y te canten. Pues tú juzgas los pueblos con justicia, tú riges a los pueblos de la tierra. Que los pueblos te den gracias, oh Dios, que todos los pueblos te den gracias. Ha entregado la tierra su cosecha, Dios, nuestro Dios, nos dio su bendición; que nos bendiga Dios, y sea temido hasta los confines de la tierra. [SAOGM]
Salmo 86 (87)
La ciudad que fundó en los montes santos, las puertas de Sión, ama el Señor más que todas las moradas de Jacob. De ti se dicen cosas admirables, ciudad de Dios. Hablamos entre amigos de Egipto y Babilonia, luego, de Tiro, Filistea y Etiopía: tal y cual han nacido aquí o allá. Mas de Sión se dirá: «Es la madre, porque en ella todos han nacido y quien la fundó es el Altísimo.» El Señor inscribe a los pueblos en el registro: «Este en ella nació, éste también.» Mientras tanto en ti todos se alegran con cantos y con bailes. [SAOGM]
Salmo 50 (51)
Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti solo pequé, lo malo a tus ojos cometí. Por que seas justo cuando hablas e irreprochable cuando juzgas. Mira que nací culpable, pecador me concibió mi madre. Y tú amas la verdad en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo hasta quedar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve. Devuélveme el son del gozo y la alegría, se alegren los huesos que tú machacaste. Aparta tu vista de mis yerros y borra todas mis culpas. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los rebeldes tus caminos y los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Pues no te complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo aceptas. Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. ¡Sé benévolo y favorece a Sión, reconstruye los muros de Jerusalén! Entonces te agradarán los sacrificios legítimos –holocausto y oblación entera–, entonces se ofrecerán novillos en tu altar. [BJ-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
En aquél tiempo, siendo de la rama de David, María y el anciano José se inscribieron en Belén. Ella llevaba en su vientre al Cordero, Él que fue concebido sin simiente. Cuando llegó el tiempo de dar a luz y no teniendo, en el pueblo, lugar en donde hospedarse; la gruta probó ser un digno palacio para la Reina. Cristo nace levantando la imagen que había caído desde antaño.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Tú, Theotokos, eres la verdadera viña que diste el fruto de la Vida para nosotros; te suplicamos, Señora, intercede juntamente con los apóstoles y todos los santos, que El tenga piedad de nosotros.
CORO
Idiómela.
Tono 6 (plagal 2).
“Este es nuestro Dios y ningún otro es comparado a Él.” Él quien nació de la Virgen y habitó entre los hombres. El Hijo Unigénito es visto como un mortal, puesto en un humilde pesebre; y el Señor de la gloria es envuelto en pañales. La estrella guía a los Magos a adorarle; y nosotros cantamos exclamando: “Santísima Trinidad, salva nuestras almas”. [unES]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. [BJ-SAOGM]
Tono 8 (plagal 4).
Antes de Tu Nacimiento, Señor, las huestes angelicales quedaron atónitas al contemplar el Misterio. Porque Tú, que has adornado a los cielos con los astros, Te ha complacido hacerte niño y acostarte en un pesebre; Tú, que todo lo sostienes con el puño de Tu Mano. Porque, por esta dispensación, han sido conocidas Tu Compasión y Tu gran Misericordia; ¡Cristo, gloria a Ti! [unES]
Verso: Señor, he oído tu fama y me he atemorizado; he visto tus obras, Señor, y me he asombrado. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 3.
Díganos, José: ¿Cómo es que has traído a Belén, encinta, a la Virgen que tú has recibido del Santuario? Mas él responde diciendo: “He investigado los Profetas y me ha sido revelado por el Ángel. Pues estoy seguro que María dará a luz a Dios inefablemente; a Quien, los Magos vendrán, desde Oriente, a adorarle y servirle con regalos preciosos.” Oh Tú que te encarnaste para nosotros, ¡Señor, gloria a Ti! [unES]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.
Verso: En su hombro traerá el señorío. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Jeremías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
Baruc 3:36 – 4:4
Éste es nuestro Dios y ningún otro es comparable a él. Él descubrió el camino del conocimiento y se lo enseñó a su siervo Jacob y a su amado Israel. Después apareció en la tierra y convivió entre los hombres. Ella es el libro de los mandatos de Dios, la Ley que perdura por los siglos: todos los que la guarden vivirán, pero los que la abandonen morirán. Vuélvete, Jacob, y tómala, camina al esplendor de su luz. No entregues tu gloria a otro, ni tus privilegios a pueblo extranjero. Felices nosotros, Israel, pues se nos ha revelado lo que agrada al Señor. [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a los Gálatas.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
3:23-29; 4:1-5
Hermanos, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la ley fue nuestro pedagogo hasta la llegada de Cristo; a partir de aquí somos justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo, pues todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que se han bautizado en Cristo se han revestido de Cristo, de modo que ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si son de Cristo, ya son descendencia de Abrahán, herederos según la promesa. Pienso yo que el heredero, mientras es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo. Suele estar a cargo de tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. De igual manera, también nosotros, mientras éramos menores de edad, vivíamos esclavizados a los elementos del mundo. Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para rescatar a los que se hallaban sometidos a ella y para que recibiéramos la condición de hijos. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
Evangelio
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
2:1 – 20
Por aquel entonces, se publicó un edicto de César Augusto, por el que se ordenaba que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Todos fueron a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor; la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» De pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.» Cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido, eso que el Señor nos ha manifestado.» Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos cuantos lo oían se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su interior. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había anunciado. [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Bendito es el Señor Dios, bendito es el Señor día a día, el Dios de nuestra salvación nos hace prosperar; nuestro Dios es Dios que salva. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy, la Virgen viene a la gruta para dar a luz inefablemente al Verbo Eterno. Alégrate pues, al escuchar esto, habitada tierra, y glorifica con los Ángeles y los pastores a Aquél cuya Voluntad es manifestarse como un Niño Nuevo, Quien es el Eterno Dios.
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Dueño, Dios, Padre omnipotente, Señor, Hijo unigénito, Jesucristo, y Espíritu Santo, una sola deidad, un solo poder, ten piedad de mí, pecador, y por los juicios que tú has establecido, sálvame a mí, tu siervo indigno, porque bendito eres tú por los siglos de los siglos. ( Amén. )
HORA SEXTA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 71 (72)
Oh Dios, comunica al rey tu juicio, y tu justicia a ese hijo de rey, para que juzgue a tu pueblo con justicia y a tus pobres en los juicios que reclaman. Que montes y colinas traigan al pueblo la paz y la justicia. Juzgará con justicia al bajo pueblo, salvará a los hijos de los pobres, pues al opresor aplastará. Durará tanto tiempo como el sol, como la luna a lo largo de los siglos. Bajará como la lluvia sobre el césped, como el chubasco que moja la tierra. Florecerá en sus días la justicia, y una gran paz hasta el fin de las lunas. Pues domina del uno al otro Mar, del Río hasta el confín de las tierras. Ante él se arrodillará su adversario, y el polvo morderán sus enemigos. Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributo; los reyes de Arabia y de Etiopía le harán llegar sus cuotas. Ante él se postrarán todos los reyes, y le servirán todas las naciones. Pues librará al mendigo que le clama, al pequeño, que de nadie tiene apoyo; él se apiada del débil y del pobre, él salvará la vida de los pobres; de la opresión violenta rescata su vida, y su sangre que es preciosa ante sus ojos. Que él viva, que le den oro de Arabia, y que sin tregua rueguen por él; lo bendecirán el día entero. ¡Abundancia de trigo habrá en la tierra, que cubrirá la cima de los montes; que abunde en fruto como el Líbano, se multiplicarán como hierba de la tierra! Que su nombre permanezca para siempre, y perdure por siempre bajo el sol. En él serán benditas todas las razas de la tierra, le desearán felicidad todas las naciones. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, pues sólo él hace maravillas. Bendito sea por siempre su nombre de gloria, que su gloria llene la tierra entera. ¡Amén, amén! [SAOGM]
Salmo 131 (132)
Señor, tenle en cuenta a David todos sus afanes: cómo juró al Señor e hizo voto al Fuerte de Jacob: «No entraré bajo el techo de mi casa, no subiré al lecho de mi descanso, no daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob». Oímos que estaba en Efrata, la encontramos en el Soto de Jaar: entremos en su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies. Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder: que tus sacerdotes se vistan de gala, que tus fieles vitoreen. Por amor a tu siervo David, no niegues audiencia a tu Ungido. El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: «A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les enseño, también tus hijos, por siempre, se sentarán sobre tu trono». Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: «Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo. Bendeciré sus provisiones, a sus pobres los saciaré de pan, vestiré a sus sacerdotes de gala, y sus fieles aclamarán con vítores. Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema» [CA-SAOGM]
Salmo 90 (91)
Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente, dile al Señor: «Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza.» El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia; te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura. Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío. Pero tú dices: «Mi amparo es el Señor,» tú has hecho del Altísimo tu asilo. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda: pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos. En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra; andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones. «Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció. Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores. Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación.» [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
En aquél tiempo, siendo de la rama de David, María y el anciano José se inscribieron en Belén. Ella llevaba en su vientre al Cordero, Él que fue concebido sin simiente. Cuando llegó el tiempo de dar a luz y no teniendo, en el pueblo, lugar en donde hospedarse; la gruta probó ser un digno palacio para la Reina. Cristo nace levantando la imagen que había caído desde antaño.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Al ver que no tenemos audacia a causa de nuestros muchos pecados, ruega al que nació de ti, oh Virgen Theotokos, porque la súplica de una madre vale mucho para ganar el favor del Maestro. No desdeñes las oraciones de los pecadores, oh purísima, porque misericordioso y poderoso para salvar es Aquel que se dignó sufrir también por nosotros.
CORO
Idiómela.
Tono 1.
Vengan, fieles, inspirados por Dios elevémonos y contemplemos la condescendencia divina, que se está manifestándose, desde lo alto, claramente en Belén. Y al purificar nuestras mentes, por la conducta, ofrezcamos las virtudes en lugar del bálsamo; y adelantémonos, preparando con fe nuestra entrada a la fiesta de la Natividad, aumentando nuestros tesoros espirituales, exclamando: “Gloria en las Alturas al Dios Uno en la Trinidad, por Quién se manifestó ahora la alegría a los hombres; que, por su amor a la humanidad, librará a Adán de la maldición ancestral.” [unES]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. [BJ-SAOGM]
Tono 4.
¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! ¡Sacúdanse, cimientos de la tierra!, y ¡Tiemblen todos lo que están debajo de la tierra! Porque Dios, el Creador, tomó por morada la carne creada; y Aquél, que con Su fuerte brazo ha formado la Creación, se revela en el vientre de aquella a quien Él ha formado. ¡Qué profundas son las riquezas, sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son Sus designios e incomprensibles Sus sendas! [unES]
Verso: Señor, he oído tu fama y me he atemorizado; he visto tus obras, Señor, y me he asombrado. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Tono 5 (plagal 1).
Vengan, pueblos, portadores de Cristo, contemplemos la maravilla que toca toda mente y la llena de asombro. Adoremos con reverencia y alabemos con fe; pues, he aquí, la joven, estando encinta, viene a Belén, precedida por los coros angelicales, a dar a luz al Señor. Mas José el novio, al ver esto, exclamó diciendo: “¿Qué es este misterio extraño realizado en ti ¡Virgen! Y cómo es que darás a luz, ¡Ternera sin mancha, que no conoció el yugo del matrimonio?” [unES]
Ahora y siempre. Repetir.
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 8 (plagal 4).
De mi seno, antes del lucero, te engendré.
Verso: Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestra.» [unES]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
7:10-15; 8:1-4, 8b-10
Volvió el Señor a hablar a Ajaz en estos términos: «Pide para ti una señal del Señor tu Dios, bien en lo más hondo del Seol o arriba, en lo más alto.» Respondió Ajaz: «No la pediré, no tentaré al Señor.» Dijo Isaías: «Escucha, pues, heredero de David: ¿Les parece poco cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo va a darles una señal: Miren, una virgen está encinta y va a dar a luz un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel. Comerá cuajada y miel hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, rechazará el mal para escoger lo bueno. Y el Señor me dijo: «Toma una placa grande, escribe en ella con buril: de Maher Salal Jas Baz, y toma por fieles testigos míos al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Baraquías.» Me acerqué a la profetisa, que concibió y dio a luz un hijo. El Señor me dijo: «Llámale Maher Salal Jas Baz, pues antes que sepa el niño decir ‘papá’ y ‘mamá’, la riqueza de Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asiria. ¡Oh, Dios con nosotros! Entiendan, naciones, y tiemblen de miedo; escuchen, confines todos de la tierra: ciñanse, que temblarán de miedo, ciñanse, que temblarán de miedo. Trazan un plan: fracasará; digan una palabra: no se cumplirá, porque Dios está con nosotros.» [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a los Hebreos.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
1:10-14; 2:1-3
“Tú al comienzo, ¡oh Señor!, pusiste los cimientos de la tierra, y obra de tu mano son los cielos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; todos como un vestido envejecerán; como un manto los enrollarás, como un vestido, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo y tus años no tendrán fin.” ¿Y a qué ángel dijo alguna vez “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies”? ¿No son todos ellos espíritus servidores, con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación? Por tanto, es preciso que prestemos mayor atención a lo que hemos oído, para que no nos extraviemos. Pues si la palabra promulgada por medio de ángeles obtuvo tal firmeza legal que cualquier transgresión y desobediencia recibió justo castigo, ¿cómo saldremos absueltos nosotros, si descuidamos tan grande salvación? El propio Señor comenzó a anunciar esta salvación, que luego fue confirmada por la palabra de quienes la oyeron. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
Evangelio
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
2:1-12
Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Es que vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» El rey Herodes, al oírlo, se sobresaltó, y con él toda Jerusalén. Así que convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le respondieron: «En Belén de Judea, porque así lo dejó escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.”» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y, gracias a sus datos, pudo precisar el tiempo de la aparición de la estrella. Después los envió a Belén con este encargo: «Vayan y averigüen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren me lo comunican, para ir también yo a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino. La estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre. Entonces se postraron y lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Pero, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino. [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
Adelántanos pronto tus misericordias, Señor, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre. [SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy, la Virgen viene a la gruta para dar a luz inefablemente al Verbo Eterno. Alégrate pues, al escuchar esto, habitada tierra, y glorifica con los Ángeles y los pastores a Aquél cuya Voluntad es manifestarse como un Niño Nuevo, Quien es el Eterno Dios.
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Dios y Señor de las potestades y de la creación entera el Autor, que por la ternura de tu incomparable misericordia enviaste a tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para la salvación de nuestro género humano, y por medio de su preciosa Cruz destruiste la cédula de nuestros pecados, y con ella triunfaste sobre los orígenes y poderes de la obscuridad, tú mismo, Dueño, que amas a los hombres, acepta estas acciones de gracias y oraciones de súplica de nosotros pecadores. Líbranos de toda caída oscura y dañina y de todo enemigo visible e invisible que nos busque para hacernos maldad. Enclava nuestra carne al temor de ti y no inclines nuestros corazones a palabras o pensamientos de maldad, mas hiere nuestras almas con el anhelo de ti, para que siempre mirándote y siendo guiados por la luz que viene de ti, y viéndote, luz inaccesible y sempiterna, podamos rendir incesante confesión y gracias, al Padre, que es sin principio, juntamente con tu Hijo Unigénito, y tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. ( Amén. )
HORA NONA
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 109 (110)
Palabra del Señor a mi señor: «¡Siéntate a mi derecha y ve cómo hago de tus enemigos la tarima de tus pies!» Desde Sión extenderá el Señor el cetro de tu mando: domina en medio de tus enemigos. «Tuyo es el principado desde el día de tu nacimiento; de mí en el monte sagrado tú has nacido; como nace el rocío de la aurora.» Juró el Señor y no ha de retractarse: «Tú eres para siempre sacerdote a la manera de Melquisedec.» A tu diestra está el Señor, aplasta a los reyes en el día de su cólera; juzga a las naciones: está lleno de cadáveres, y de cabezas rotas a lo ancho de la tierra. El bebe del torrente, en el camino, por eso levanta su cabeza. [SAOGM]
Salmo 110 (111)
¡Aleluya! Doy gracias al Señor de todo corazón en la reunión de los justos y en la asamblea. Grandiosas son las obras del Señor, las profundizan los que en ellas se complacen. Toda su obra es grandeza y esplendor y su justicia dura para siempre. Quiso que se recordaran sus milagros, ¿no es el Señor clemente y compasivo? Dio el alimento a aquellos que le temen, se acuerda para siempre de su alianza. Mostró a su pueblo la fuerza de sus obras al darle la tierra de los paganos. Verdad y justicia son obra de sus manos, todos sus decretos son seguros, apoyados en una base inamovible, portadores de verdad y rectitud. Envió a su pueblo la liberación, fijó con él una alianza para siempre; santo y temible es su Nombre. El principio del saber es temer al Señor, es sabio de verdad el que así vive, su alabanza perdura para siempre. [SAOGM]
Salmo 85 (86)
Escúchame, Señor, y respóndeme, pues soy pobre y desamparado; si soy tu fiel, vela por mi vida, salva a tu servidor que en ti confía. Tú eres mi Dios; piedad de mí, Señor, que a ti clamo todo el día. Regocija el alma de tu siervo, pues a ti, Señor, elevo mi alma. Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de amor con los que te invocan. Señor, escucha mi plegaria, pon atención a la voz de mis súplicas. A ti clamo en el día de mi angustia, y tú me responderás. Nadie como tú, Señor, entre los dioses y nada que a tus obras se asemeje. Todos los paganos vendrán para adorarte y darán, Señor, gloria a tu nombre. Porque eres grande y haces maravillas, tú solo eres Dios. Tus caminos enséñame, Señor, para que así ande en tu verdad; unifica mi corazón con el temor a tu nombre. Señor, mi Dios, de todo corazón te daré gracias y por siempre a tu nombre daré gloria, por el favor tan grande que me has hecho: pues libraste mi vida del abismo. Oh Dios, me echan la culpa los soberbios, una banda de locos busca mi muerte, y son gente que no piensan en ti. Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad, vuélvete a mí y ten piedad de mí, otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu sierva, y para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me has ayudado y consolado. [SAOGM]
Y para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me has ayudado y consolado. [SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Tropario.
En aquél tiempo, siendo de la rama de David, María y el anciano José se inscribieron en Belén. Ella llevaba en su vientre al Cordero, Él que fue concebido sin simiente. Cuando llegó el tiempo de dar a luz y no teniendo, en el pueblo, lugar en donde hospedarse; la gruta probó ser un digno palacio para la Reina. Cristo nace levantando la imagen que había caído desde antaño.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio.
Tú que naciste de la Virgen por nosotros y sufriste la crucifixión y mostraste Tu Resurrección siendo Dios; no rechaces los que creaste con Tus manos, mas derrama Tu compasión sobre el mundo, oh misericordioso y acepta a la Madre de Dios intercesora nuestra. ¡Y salva, oh Salvador nuestro, aun pueblo sin esperanza!
CORO
Idiómela.
Tono 7 (grave).
Al contemplar la piedad de los Magos, Herodes se maravilló y se asombró; averiguaba de ellos el tiempo en que el niño ha nacido. Y dominado por la ira, arrebató los infantes de sus madres y con agudeza cosechó las cabezas florecientes de los niños. Los pechos de las madres se secaron y las fuentes de leche se detuvieron. ¡Grande fue la calamidad! Vengan, pues, fieles, reunámonos con devoción y adoremos la Natividad de Cristo. [unES]
Dos veces, sin stijos. Después:
Verso: Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. [BJ-SAOGM]
Tono 2.
¡Virgen! Cuando José estaba herido por la tristeza, en el camino a Belén, le exclamaste diciendo: “¿Por qué, al verme encinta, estás turbado y abatido? Ignorando totalmente el misterio temible que está ocurriendo en mí. Aleja de ti todo temor y comprende esta extraña maravilla. Porque Dios, por su misericordia, descendió a la tierra y, encarnándose ahora, tomó forma en mi vientre. Mas lo verás nacido, tal como le ha complacido, y te llenarás de alegría y lo adorarás, siendo tu Creador; a quién los ángeles alaban sin cesar y glorifican junto al Padre y al Espíritu Santo.” [unES]
Verso: Señor, he oído tu fama y me he atemorizado; he visto tus obras, Señor, y me he asombrado. [BJ-SAOGM]
Se repite el mismo himno. Después:
Gloria. Ahora y siempre. Tono 6 (plagal 2).
Nota: El siguiente Idiómelon (“Hoy...”) se entona solemnemente y en voz alta por el cantor principal, en el centro del templo. Luego se canta melódicamente por los dos coros.
CANTOR/LECTOR
Hoy nace de la Virgen, Aquél que sostiene toda la creación en el puño de su mano. (3 veces) Aquél que por su esencia es intocable, está envuelto en pañales como un mortal. Dios que, antiguamente y desde el principio, afirmó los cielos, está acostado en un pesebre. Aquél que hizo llover maná para el pueblo en el desierto, se alimenta con la leche del pecho. El Novio de la Iglesia convoca a los magos. Y el Hijo de la Virgen acepta sus regalos. ¡Adoramos tu Natividad, Cristo! ¡Adoramos tu Natividad, Cristo! ¡Adoramos tu Natividad, Cristo! ¡Muéstranos también tu divina Epifanía! [unES]
CORO
Hoy nace de la Virgen, Aquél que sostiene toda la creación en el puño de su mano. [unES]
Aquél que por su esencia es intocable, está envuelto en pañales como un mortal. [unES]
Dios que, antiguamente y desde el principio, afirmó los cielos, está acostado en un pesebre. [unES]
Aquél que hizo llover maná para el pueblo en el desierto, se alimenta con la leche del pecho. [unES]
El Novio de la Iglesia convoca a los magos. [unES]
Y el Hijo de la Virgen acepta sus regalos. [unES]
¡Adoramos tu Natividad, Cristo! (2 veces) [unES]
¡Adoramos tu Natividad, Cristo! ¡Muéstranos también tu divina Epifanía! [unES]
LA PROFECÍA
LECTOR
Proquímeno. Tono 4.
“Madre Sión,” dirá el hombre; un hombre nació en ella.
Verso: Está enclavada entre santos montes. [BJ-SAOGM]
Lectura de la profecía de Isaías.
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
9:5 – 6
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. En su hombro traerá el señorío, y llevará por nombre: «Mensajero del Gran Consejo», porque traeré paz sobre los gobernantes, paz y salud para él. Grande es su señorío, y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su territorio, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre. El celo del Señor Sebaot piensa ejecutar todo eso. [BJ-SAOGM]
Lectura apostólica
Lectura de la carta de san Pablo a los Hebreos.
SACERDOTE
¡Atendamos! ¡Sabiduría! ¡Atendamos!
LECTOR
2:11-18
Hermanos, santificador y santificados tienen todos el mismo origen. Por eso, no se avergüenza de llamarlos hermanos, cuando dice: Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré. Y también: En él pondré yo mi confianza. Y nuevamente: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me ha dado. Por tanto, del mismo modo que los hijos comparten la sangre y la carne, también él las compartió, para reducir a la impotencia mediante su muerte al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo, y liberar a los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no es a los ángeles a quienes tiende una mano, sino a la descendencia de Abrahán. Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que toca a Dios, y expiar los pecados del pueblo. Pues, habiendo pasado él la prueba del sufrimiento, puede ayudar a los que la están pasando. [BJ-SAOGM]
SACERDOTE
¡Sabiduría! ¡De pie! Escuchemos el santo Evangelio.
Paz a todos.
( Y a tu espíritu. )
Evangelio
SACERDOTE
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. ¡Atendamos!
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
SACERDOTE
2:13-23
Cuando los magos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Prepárate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Él se preparó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y mandó matar todos los niños de Belén y de toda su comarca, menores de dos años, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen. Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Prepárate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, pues ya han muerto los que querían atentar contra la vida del niño.» Él se preparó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí. Así que, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a residir en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas: ‘Será llamado Nazoreo’. [BJ-SAOGM]
( ¡Gloria a ti, Señor, gloria a ti! )
LECTOR
No nos abandones para siempre, por el honor de tu nombre, no rompas tu alianza. No nos niegues tu misericordia, por Abrahán tu amigo, por Isaac tu siervo, por Israel tu consagrado. [BJ-SAOGM]
Trisagio.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
LECTOR
Amén.
Condaquio.
Hoy, la Virgen viene a la gruta para dar a luz inefablemente al Verbo Eterno. Alégrate pues, al escuchar esto, habitada tierra, y glorifica con los Ángeles y los pastores a Aquél cuya Voluntad es manifestarse como un Niño Nuevo, Quien es el Eterno Dios.
Señor, ten piedad. (40 veces)
Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.
Señor, ten piedad. (3 veces)
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.
En el nombre del Señor, bendice, Padre.
SACERDOTE
Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.
LECTOR
Amén.
SACERDOTE
Oh Maestro Divino, Señor Dios nuestro Jesucristo, que eres paciente con nuestros pecados y nos has permitido llegar hasta la hora presente, en la cual fuiste colgado al vivificante Madero de la Cruz, desde donde abriste el paraíso al ladrón arrepentido, destruyendo a la vez la muerte con tu muerte: purifícanos a nosotros, pecadores, tus indignos siervos /porque hemos pecado inicuamente sin piedad, no somos dignos ni siquiera de levantar los ojos al cielo al habernos apartado del camino de tu justicia y dejándonos llevar por los deseos torcidos de nuestro corazón. Mas imploramos tu infinita bondad: retórnanos, oh Señor, a tu Gracia, por la multitud de tus misericordias, y sálvanos por amor a tu nombre, pues nuestros días han pasado en solo vanidad. Líbranos de las manos del adversario, perdona nuestros pecados y mortifica nuestros planes carnales, a fin de que, quitando de nosotros el hombre corrompido por los vicios, podamos revestirnos del hombre nuevo para poder vivir en ti, nuestro Maestro y Benefactor; así, obedeciendo tus mandamientos, podamos disponernos al descanso eterno, donde esperan todos aquellos tus fieles que gozan ya por anticipado, pues tú eres, en verdad, la verdadera Alegría y Exultación de aquellos que te aman, oh Cristo nuestro Dios, y a ti pertenece la gloria, conjuntamente con tu Padre que es sin origen, y tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificante, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. ( Amén. )
Gloria. Ahora y siempre. Señor, ten piedad. (3 veces) Padre, bendiga.
SACERDOTE
Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, por el poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta, precursor y bautista Juan, de los santos, gloriosos y alabadísimos apóstoles, de los santos, gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros justos y teóforos padres, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.
Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.
( Amén. )