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2024

Lunes | 16 de Septiembre


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Lectura apostólica

Por la santa.

Lectura de la segunda carta de san Pablo a los Corintios.

2 Co. 6:1-10

Hermanos, como cooperadores suyos que somos, los exhortamos a que no reciban en vano la gracia de Dios. Dice él en la Escritura: “En el tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te ayudé”. ¡Pues éste es el tiempo favorable; éste es el día de la salvación!. A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que nadie se mofe del ministerio; antes bien, nos manifestamos en todo como ministros de Dios, soportando con frecuencia tribulaciones, necesidades y angustias; azotes, cárceles y algaradas; fatigas, desvelos y ayunos. Y lo hacemos con nobleza, ciencia, paciencia y bondad, con la ayuda del Espíritu Santo y apoyándonos en una caridad sincera; ofreciendo un mensaje veraz y contando con el poder de Dios; usando las armas de la justicia a diestra y siniestra. Nuestra vida discurre entre el honor y el agravio, entre la calumnia y la buena fama. Nos tienen por impostores, aunque somos veraces; por desconocidos, aunque nos conocen bien; por moribundos, aunque estamos vivos; por castigados, aunque no condenados a muerte; por gente triste, aunque estamos siempre alegres; por pobres, aunque enriquecemos a muchos. En fin, creen que no tenemos nada, aunque todo lo poseemos. [BJ-SAOGM]

Evangelio

Por la santa.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

Lc. 7:36-50

En aquel tiempo, un fariseo rogó a Jesús que comiera con él. Entró en la casa del fariseo y se puso a la mesa. Había en el pueblo una mujer pecadora pública. Al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume y, poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar. Con sus lágrimas le humedecía los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. El fariseo que le había invitado, al ver la escena, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando: una pecadora.» Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: «Di, maestro.» «Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?» Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» Después, volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha humedecido mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso, pero ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus numerosos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.» Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.» Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona los pecados?» Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.» [BJ-SAOGM]

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Sinasario

Del menaion.

El 16 de septiembre conmemoramos a la santa y gran mártir, la alabadísima Eufemia.

Por las intercesiones de tus santos, oh Dios, ten misericordia de nosotros. Amén.

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Normas de Ayuno

Hoy toda clase de comida es permitida.