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2024

Jueves | 29 de Agosto


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Lectura apostólica

Por el precursor.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

Hch. 13:25-33

Por aquellos días, al final de su carrera, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan; saben que viene detrás de mí uno a quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies.’ Hermanos, hijos de la raza de Abrahán, y cuantos entre ustedes temen a Dios: a ustedes ha sido enviada esta palabra de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes cumplieron, sin saberlo, las Escrituras de los profetas que se leen cada sábado; aunque no hallaron en él ningún motivo de condena, pidieron a Pilato que le hiciera morir. Y cuando hubieron cumplido todo lo que estaba escrito respecto a él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Él se apareció durante muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y que ahora son testigos suyos ante el pueblo. También les anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa que Dios hizo a los antepasados la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús. [BJ-SAOGM]

Evangelio

Por el precursor.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

Mc. 6:14-30

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todo esto, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.» Al enterarse Herodes, comentó: «Seguro que aquel Juan, a quien yo decapité, ha resucitado.» Es que Herodes había ordenado prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan; sabía que era hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando le oía hablar, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. Pero llegó el día oportuno, cuando Herodes, con ocasión de su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, que danzó y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» Incluso le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué quieres que pida?» Ella le respondió: «La cabeza de Juan el Bautista.» Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me traigas, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Así que mandó al instante a uno de su guardia, con la orden de traerle la cabeza de Juan. El guardia fue y le decapitó en la cárcel; trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha, que a su vez se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura. Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. [BJ-SAOGM]

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Sinasario

Del menaion.

El 29 de agosto conmemoramos la decapitación de la preciosa cabeza del glorioso profeta y precursor S. Juan Bautista.

Por las intercesiones de tu precursor, oh Cristo, ten misericordia de nosotros y sálvanos. Amén.

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Normas de Ayuno

Ayuno estricto. Nos abstenemos de consumir todo tipo de carne, pescados, aceite, vino, productos lácteos, y huevos.

Hoy es una fiesta grande.