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PEQUEÑAS COMPLETAS

SACERDOTE

Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

( Amén. )

SACERDOTE

Gloria a ti, Dios nuestro. Gloria a ti.

Rey Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y toma tu morada entre nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.

LECTOR

Amén.

Trisagio.

Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

SACERDOTE

Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

LECTOR

Amén. Señor, ten piedad. (12 veces)

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.

Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Salmo 50 (51)

Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti solo pequé, lo malo a tus ojos cometí. Por que seas justo cuando hablas e irreprochable cuando juzgas. Mira que nací culpable, pecador me concibió mi madre. Y tú amas la verdad en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo hasta quedar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve. Devuélveme el son del gozo y la alegría, se alegren los huesos que tú machacaste. Aparta tu vista de mis yerros y borra todas mis culpas. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los rebeldes tus caminos y los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Pues no te complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo aceptas. Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. ¡Sé benévolo y favorece a Sión, reconstruye los muros de Jerusalén! Entonces te agradarán los sacrificios legítimos –holocausto y oblación entera–, entonces se ofrecerán novillos en tu altar.

Salmo 69 (70)

¡Oh Dios, ven a librarme, Señor, corre en mi ayuda! ¡Queden confusos y humillados los que intentan acabar conmigo! ¡Retrocedan confundidos los que desean mi mal! Retírense avergonzados los que dicen: ¡Ja, ja! En ti gozan y se alegran todos los que te buscan. Dicen siempre «Grande es Dios» los que ansían tu victoria. Pero yo soy pobre y desgraciado, ¡oh Dios, ven rápido a mí! Tú eres mi auxilio y libertador, ¡no te retrases, Señor!

Salmo 142 (143)

Escucha, Señor, mi oración, y presta oído a mi súplica; respóndeme leal, por tu justicia. No entres en pleito con tu siervo, pues no hay ser vivo justo ante ti. Me persigue a muerte el enemigo, aplasta mi vida contra el suelo; me obliga a vivir entre tinieblas, como los que han muerto para siempre. Ya se apaga el aliento en mí, mi corazón por dentro enmudece. Recuerdo los días de antaño, medito todas tus acciones, pondero las obras de tus manos; hacia ti tiendo mis manos, como tierra sedienta de ti. Pausa. ¡Respóndeme pronto, Señor, que ya me falta el aliento; no escondas tu rostro lejos de mí, pues sería como los que bajan a la fosa! Hazme sentir tu amor por la mañana, pues yo cuento contigo; muéstrame el camino que he de seguir, pues estoy pendiente de ti. Líbrame de mis enemigos, Señor, pues busco refugio en ti; enséñame a cumplir tu voluntad, tú, que eres mi Dios; tu espíritu, que es bueno, me guíe por una tierra llana. Por tu nombre, Señor, dame la vida, por tu justicia, líbrame de la angustia; por tu amor, aniquila a mis enemigos. Pierde a todos mis opresores, porque yo soy tu servidor.

Doxología

Gloria en las alturas a Dios y en la tierra paz; entre los hombres, benevolencia. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu gran gloria. Señor, Rey, Dios celestial, Padre Todopoderoso; Señor Hijo unigénito, Jesús Cristo; y el Espíritu Santo. Señor, Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Tú que quitas los pecados del mundo. Recibe nuestra oración, Tú que estás sentado a la diestra del Padre, y ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú eres santo, sólo Tú eres Señor, Jesús Cristo, en la gloria de Dios Padre. Amén. Cada tarde te bendeciré, y alabaré tu Nombre para siempre, y por los siglos de los siglos. Señor, te has hecho nuestro refugio de generación en generación. Dije: Señor, ten piedad de mí, sana mi alma, porque he pecado contra ti. Señor, a Ti acudo; enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios. Porque en Ti está la fuente de la vida; en tu luz veremos la luz. Extiende tu misericordia a quienes te conocen. Concede, Señor, guardarnos esta noche sin pecado. Bendito eres Señor, Dios de nuestros padres, y alabado y glorificado sea tu Nombre por los siglos. Amén. Sea sobre nosotros tu misericordia, Señor, así como hemos esperado en Ti. Bendito seas, Señor, instrúyeme en tus mandamientos. Bendito seas, Soberano, hazme entender tus mandamientos. Bendito seas, Santo, ilumíname con tus mandamientos. Tu misericordia, Señor, es para siempre, no desprecies las obras de tus manos. Te pertenece la alabanza, te pertenece un himno, te pertenece la gloria, oh Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

El Credo

Creo en un solo Dios Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Y en un solo Señor Jesús Cristo, unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma esencia que el Padre, por quien todo fue hecho. Quien por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos, y se encarnó del Espíritu santo y de María la Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Y ascendió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre. Y de nuevo vendrá, con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos y su reino no tendrá fin. Y en el Espíritu santo, Señor, vivificador, que procede del Padre, que junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por medio de los profetas. En la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos, y la vida en la era futura. [SAOGM] Amén.

Digno es, en verdad, aclamarte a ti, Theotokos, la siempre bienaventurada e inmaculada, y Madre de nuestro Dios. A la más honorable que los querubines y más gloriosa, incomparablemente que los serafines; a ti, la que incorruptamente, diste a luz al Verbo de Dios, a la verdaderamente Theotokos, te exaltamos.

LECTOR

Trisagio.

Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (3 veces)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

SACERDOTE

Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

LECTOR

Amén.

Señor, ten piedad. (40 veces)

Tú que en todo tiempo y a toda hora, tanto en el cielo como en la tierra, eres adorado y glorificado, Cristo Dios, paciente, grande en misericordia y ternura, que amas al justo y tienes piedad del pecador, que a todos los hombres llamas a la salvación por la promesa de bienes venideros; tú mismo, Señor, recibe también nuestras súplicas en esta hora; dirige nuestra vida en tus mandamientos, santifica nuestras almas, limpia nuestros cuerpos, dirige nuestros pensamientos, limpia nuestra mente, líbranos de toda tribulación, iniquidad y aflicción, y rodéanos de tus ángeles santos, para que guardados y guiados por sus huestes, seamos dignos de la unidad de la fe y del entendimiento de tu inaccesible gloria. Porque bendito eres por los siglos de los siglos, amén.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Más honorable que los querubines y más gloriosa incomparablemente que los serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios, el Verbo, verdaderamente Theotokos, te alabamos.

En el nombre del Señor, bendice, Padre.

SACERDOTE

Dios, sé compasivo con nosotros, bendícenos y haz resplandecer sobre nosotros tu rostro, y ten piedad de nosotros.

LECTOR

Amén.

Señor, ten piedad. (12 veces)

Oración a la Santísima Virgen

Del monje Pablo del monasterio de Evergetis

Oh Virgen Pura, Inmaculada, sin mancha y sin pecado, Santa Esposa de nuestro Dios, que has unido sobre esta tierra por Tu dar a luz maravilloso a los humanos con el Verbo de Dios, para unir con los cielos desde su exilio lejano a la naturaleza de los mortales; esperanza de los sin esperanza, único muro de los sitiados, abrigo firme para los que Te buscan y refugio de los Cristianos; no alejes de Ti al pecador que soy yo, rodeado por pensamientos, palabras y acciones que ofenden la virtud y atado como un esclavo por la pereza del espíritu a los placeres de esta vida. Tú la Madre que concebiste al divino Filántropo, abre grandemente Tu corazón amoroso al pródigo que soy, acepta la humilde oración de mis labios pecadores; y Tú misma, suplica a Tu Hijo nuestro Maestro y Señor, utilizando todo el peso del amor maternal, que Él me abra a mí también los tesoros de Su ternura y Su corazón amoroso, y sin ver la inmensidad insondable de mis pecados me regrese en penitencia hasta hacer de mí un fiel observador de los Mandamientos divinos. Quédate a mi lado y muéstrame sin cesar Tu bondad y compasión: a lo largo de esta vida, se mi ayuda y protección, alejando como defensora los asaltos del enemigo, guíame como un faro hacia el puerto de la salvación. Cuando llegue la hora de partida a mi pobre alma, en Tu gran bondad cuídala, retira lejos la visión de los demonios; luego, en el día del juicio temible, sálvame del castigo eterno, para que gracias a Ti me vuelva heredero de la gloria inefable de Tu Hijo y nuestro Dios. Que pueda obtener esto, oh Virgen Soberana y Santísima Madre de Dios, por Tu favor y protección, por la gracia y el amor por los hombres de Tu Hijo único, nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo a Quien pertenece toda gloria, honor y adoración, con Su Padre eterno y Su Santísimo Bueno y Vivificante Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración a nuestro Señor Jesús Cristo

De Antíoco, monje de Palestina

Antes de acostarnos Te rogamos, oh Señor: concédenos el descanso de nuestras almas y de nuestros cuerpos, líbranos de los sueños llenos de pecado y de toda ilusión en la sombra de la noche; tranquiliza en nuestro corazón el deseo de las pasiones, apaga las llamas y los dardos ardientes que lanza contra nosotros el enemigo; tranquiliza en nuestros cuerpos el apetito de nuestros sentidos, nuestros deseos terrenales, nuestros pensamientos carnales. Concédenos, oh Señor, un espíritu vigilante y pensamientos castos, un corazón sobrio y prudente, un sueño liviano y alejado de todo sueño mal sano. Haz que nos levantemos, oh Señor, para el momento de la oración, firmes en Tu Ley y guardando sin fallar el recuerdo vivo de Tus Mandamientos. Oh Señor, concédenos la gracia de utilizar esta noche entera para celebrar Tu gloria, para cantarte alabanzas y bendiciones, para glorificar Tu Nombre sublime y lleno de majestad, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Más gloriosa que todas, oh Madre de Dios, siempre Virgen y Bendita, presenta nuestra oración a Tu Hijo y nuestro Dios y pídele que por Tu intercesión salve nuestras almas.

El Padre es mi esperanza, el Hijo es mi refugio, el Espíritu Santo es mi protección, oh Trinidad Santa, gloria a Ti.

Oh Madre de Dios, en Ti pongo totalmente mi esperanza, guárdame bajo Tu protección.

Toda la creación se alegra en ti, oh Llena de gracia, el coro de los ángeles y el género humano. Oh templo consagrado, paraíso espiritual y orgullo de la virginidad, de quien Dios encarnó y se hizo niño, el sempiterno Dios nuestro! Pues Él hizo de tu vientre un trono, y más amplias que los cielos tus entrañas. Toda la creación se alegra en ti, oh Llena de gracia: ¡Gloria a ti!

ORACIÓN

Al ángel de la guarda

Oh santo Ángel que acompañas mi pobre alma y humilde vida, no me abandones a mi, pecador, ni te alejes por causa de mi derroche. No permitas que el maligno Satanás domine con su poder este cuerpo mortal; mas sostén mi negligente y miserable mano y guíame por el sendero de la salvación. Sí, oh santo Ángel de Dios, guardián y protector de este miserable alma y cuerpo, perdóname todo lo que te he provocado tristeza durante los días de mi vida. Y si he pecado el día de hoy, protégeme durante esta noche y guárdame de todos los engaños del enemigo, para que no ofenda a Dios con ningún pecado, e intercede al Señor por mí, para que me confirme en su temor, y me muestre como un siervo digno de su bondad.

Virgen Theotokos, alégrate, María llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu seno. Porque has dado a luz al Salvador de nuestras almas.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Padre, bendiga.

SACERDOTE

Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.

Roguemos por la paz del mundo.

( Señor, ten piedad. )

Por todos los Cristianos ortodoxos y piadosos.

Por nuestro arzobispo (nombre). nuestro arzobispo (N.),

Por nuestra nación.

Por todo militar que ame a Cristo.

Por nuestros padre y hermanos que nos han precedido en el sueño de la paz.

Por los que nos ayudan y nos han atendido.

Por los que nos odian y por los que nos aman.

Por los que nos han pedido a nosotros indignos, que oremos por ellos.

Por los cautivos, y líbralos de todo peligro.

Por los viajeros por tierra, mar y aire.

Por los enfermos.

Por la abundancia de los frutos de la tierra.

Y por todos nuestros padres y hermanos que han partido de esta vida, los que descansan aquí en paz, y los ortodoxos en todas partes.

Digamos también por nosotros mismos: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

CORO

Tono 3.

Al ver la hermosura de tu virginidad y el sublime esplendor de tu pureza, Gabriel se asombró diciéndote: “¡Oh Theotokos! ¿Qué alabanza digna de ti puedo ofrecerte? ¿Cómo podría llamarte? Más, me quedo perplejo y asombrado. Pero según la orden que he recibido, a Ti exclamo: ¡Salve, oh Llena de gracia!” [unES]

SACERDOTE

Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.

( Amén. )