LITURGIA DE LOS DONES PRESANTIFICADOS
ENARXIS
DIÁCONO
Bendice, soberano.
SACERDOTE
Bendito el reino del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
SALMO INICIAL – ORACIONES
El sacerdote, durante la lectura del salmo introductorio, permanece reverentemente ante la mesa del altar y lee las últimas tres oraciones de Vísperas, es decir, las oraciones 5, 6 y 7. (Se encuentran a continuación, después del salmo.)
LECTOR
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Dios nuestro Rey.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Vengan, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Salmo 103 (104)
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. Extiendes los cielos como una tienda, construyes tu morada sobre las aguas; las nubes te sirven de carroza, avanzas en las olas del viento; los vientos de sirven de mensajeros; el fuego llameante, de ministro. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas; pero a tu bramido huyeron, al fragor de tu trueno se precipitaron, mientras subían los montes y bajaban los valles: cada cual al puesto asignado. Trazaste una frontera que no traspasarán, y no volverán a cubrir la tierra. De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; en ellos beben las fieras de los campos, el asno salvaje apaga su sed; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. Él saca pan de los campos, y vino que le alegra el corazón; y aceite que da brillo a su rostro, y alimento que le da fuerzas. Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que El plantó: allí anidan los pájaros, en su cima pone casa la cigüeña. Los riscos son para las cabras, las peñas son madriguera de erizos. Hiciste la luna con sus fases, el sol conoce su ocaso. Pones las tinieblas y viene la noche, y rondan las fieras de la selva; los cachorros rugen por la presa, reclamando a Dios su comida. Cuando brilla el sol, se retiran, y se tumban en sus guaridas; el hombre sale a sus faenas, a su labranza hasta el atardecer. Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. Ahí está el mar: ancho y dilatado, en él bullen, sin número, animales pequeños y grandes; lo surcan las naves, y el leviatán que modelaste para que retoce. Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo: se la echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes; escondes tu rostro, y se espantan; les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras, cuando Él mira la tierra, ella tiembla; cuando toca los montes, humean. Cantaré al Señor, tocaré para mi Dios mientras exista: que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. Que se acaben los pecadores en la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
El sol, que conoce su ocaso; pones las tinieblas y viene la noche.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría. [CA-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! Gloria a ti, oh Dios. (3 veces)
La esperanza nuestra, oh Señor, gloria a ti.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN VESPERTINA 5
Señor, Señor, quien en la purísima palma de tu mano mantienes el universo; que eres longánimo hacia todos nosotros y Te arrepientes (de castigarnos) por nuestras maldades; acuérdate de tu compasión y de tu misericordia. Visítanos con tu bondad, y concédenos poder evadir durante el resto de este día, las diversas maquinaciones del maligno, y conserva nuestra vida sin sus asechanzas, por Ia gracia de tu santísimo Espíritu. Por la misericordia y el amor a la humanidad de tu Hijo Unigénito, con quien eres bendito, juntamente con tu santísimo, bueno y vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN VESPERTINA 6
Dios, grande y maravilloso, que administras todo el universo con inefable bondad y abundante providencia; que nos has regalado los bienes terrenales, y nos garantizas el reino prometido por las buenas cosas que ya nos concediste. Que has hecho que evitemos cualquier inclinación maligna durante la parte ya pasada de este día, concédenos completar lo que resta, sin mancha ante tu santa gloria, y cantándote al único Dios nuestro, bueno y amante de la humanidad. Porque Tú eres nuestro Dios y Te rendimos gloria: al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN VESPERTINA 7
Dios grande y altísimo, el único poseedor de inmortalidad, que moras en la luz inaccesible; que has formado toda la creación con sabiduría; que hiciste división entre la luz y las tinieblas, y pusiste al sol para regir el día, la luna y las estrellas para regir la noche; que nos has hecho dignos a nosotros pecadores, en esta hora presente, llegar ante tu presencia en confesión, y presentarte nuestra doxología vespertina. Tú mismo, Señor, amante de la humanidad, dirige nuestra oración como incienso ante Ti, y recíbela como olor de dulce fragancia. Concede también que esta tarde y la noche que se aproxima sean pacíficas. Revístenos con armadura de luz. Líbranos del temor nocturno y de todo lo que anda en tinieblas. Danos un sueño, el cual nos has dado para reposo de nuestra debilidad, libre de toda fantasía diabólica. Si, Maestro de todo y dador de todo lo bueno, para que siendo movidos a compunción sobre nuestro lecho, nos acordemos durante la noche de tu nombre; y siendo iluminados con la meditación en tus mandamientos, nos levantemos con gozo de alma para glorificar tu bondad; a presentar a tu compasión súplicas y plegarias, por nuestros propios pecados y los de todo tu pueblo; al cual mira, por las intercesiones de la santísima Theotokos, con misericordia. Porque eres un Dios bondadoso y filántropo, y a ti rendimos gloria; al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
LETANÍA DE LA PAZ
DIÁCONO
En paz, roguemos al Señor.
CORO (después de cada petición)
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Por la paz de lo alto y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor.
Por esta santa morada y por todos los que en ella entran con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.
Por los cristianos piadosos y ortodoxos, roguemos al Señor.
Por nuestro arzobispo (N.), el honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor.
Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder roguemos al Señor.
Por esta ciudad (Monasterio, Pueblo, o Isla), por toda ciudad y país, y por los fieles que en ellos habitan, roguemos al Señor.
Por un clima benéfico, por la abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos pacíficos, roguemos al Señor.
Por quienes viajan por mar, tierra o aire, por los enfermos, los afligidos, los cautivos y por su salvación, roguemos al Señor.
Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.
CORO: A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN VESPERTINA 1
Señor, compasivo y misericordioso, pacientísimo y muy clemente, presta oído a nuestra oración y atiende la voz de nuestra súplica. Haz una señal con nosotros para bien. Condúcenos por tu camino, para que caminemos en tu verdad. Alegra nuestros corazones para que temamos tu santo Nombre. Porque Tú eres grande y hacedor de maravillas; Tú sólo eres Dios, y entre los dioses no hay semejante a Ti, Señor; poderoso en misericordia y bondadoso en fortaleza, para socorrer y consolar y salvar a todos los que tenemos esperanza en tu santo Nombre.
SACERDOTE (en voz alta)
Pues a ti se debe toda gloria, honor y adoración: al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
LECTURAS DE LOS SALMOS – PRÓTESIS
LECTOR
Estasis 1.
Salmo 119 (120)
En mi aflicción llamé al Señor, y El me respondió. Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de la lengua traidora. ¿Qué te va a dar o mandarte Dios, lengua traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama. ¡Ay de mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar! Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: “Paz”, ellos dicen: “Guerra”. [CA-SAOGM]
Salmo 120 (121)
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. [CA-SAOGM]
Salmo 121 (122)
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. [CA-SAOGM]
Salmo 122 (123)
A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. [CA-SAOGM]
Salmo 123 (124)
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes; hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. [CA-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! Gloria a ti, oh Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
DIÁCONO
Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.
CORO: A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN VESPERTINA 2
Señor, no nos reprendas con tu ira, ni nos amonestes en tu furor; mas haz con nosotros, Médico y Sanador de nuestras almas según tu condescendencia. Guíanos al el puerto de tu voluntad. Ilumina los ojos de nuestros corazones al conocimiento de tu verdad y concede que el resto del presente día y todo el tiempo de nuestra vida sea pacífico y sin pecado. Por las intercesiones de la Santísima Theotokos y de todos los santos.
SACERDOTE (en voz alta)
Porque tuyo es el poder, y tuyos son el reino, la fuerza y la gloria; del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
LECTOR
Estasis 2.
Salmo 124 (125)
Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está asentado para siempre. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad. Señor, concede bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a Israel! [CA-SAOGM]
Salmo 125 (126)
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. [CA-SAOGM]
Salmo 126 (127)
Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. [CA-SAOGM]
Salmo 127 (128)
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien; tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa: ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! [CA-SAOGM]
Salmo 128 (129)
¡Cuánta guerra me han hecho desde mi juventud -que lo diga Israel-, cuánta guerra me han hecho desde mi juventud, pero no pudieron conmigo! En mis espaldas metieron el arado y alargaron los surcos. Pero el Señor, que es justo, rompió las coyundas de los malvados. Retrocedan avergonzados, los que odian a Sión; sean como la hierba del tejado, que se seca y nadie la siega; que no llena la mano del segador ni la brazada del que agavilla; ni le dicen los que pasan: “que el Señor te bendiga”. Os bendecimos en el nombre del Señor. [CA-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! Gloria a ti, oh Dios. (3 veces)
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
DIÁCONO
Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.
CORO: A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN VESPERTINA 3
Señor Dios nuestro, acuérdate de nosotros tus pecadores e inútiles siervos, cuando invocamos tu santo Nombre y no nos avergüences en nuestra expectación de tu misericordia; mas concédenos, Señor, todas nuestras peticiones que nos lleven a la salvación. Haznos dignos de amarte y de temerte con todo nuestro corazón y de hacer tu voluntad en todas las cosas.
SACERDOTE (en voz alta)
Porque eres un Dios bondadoso y filántropo, y a ti rendimos gloria; al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
LECTOR
Estasis 3.
Salmo 129 (130)
Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. [CA-SAOGM]
Salmo 130 (131)
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. [CA-SAOGM]
Salmo 131 (132)
Señor, tenle en cuenta a David todos sus afanes: cómo juró al Señor e hizo voto al Fuerte de Jacob: «No entraré bajo el techo de mi casa, no subiré al lecho de mi descanso, no daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob». Oímos que estaba en Efrata, la encontramos en el Soto de Jaar: entremos en su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies. Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder: que tus sacerdotes se vistan de gala, que tus fieles vitoreen. Por amor a tu siervo David, no niegues audiencia a tu Ungido. El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: «A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les enseño, también tus hijos, por siempre, se sentarán sobre tu trono». Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: «Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo. Bendeciré sus provisiones, a sus pobres los saciaré de pan, vestiré a sus sacerdotes de gala, y sus fieles aclamarán con vítores. Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema» [CA-SAOGM]
Salmo 132 (133)
Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos. Es ungüento precioso en la cabeza, que va bajando por la barba, que baja por la barba de Aarón, hasta la franja de su ornamento. Es rocío del Hermón, que va bajando sobre el monte Sión. Porque allí manda el Señor la bendición: la vida para siempre. [CA-SAOGM]
Salmo 133 (134)
Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la noche en la casa del Señor. Levantad las manos hacia el santuario y bendecid al Señor. El Señor te bendiga desde Sión, el que hizo cielo y tierra [CA-SAOGM]
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! Gloria a ti, oh Dios. (3 veces)
La esperanza nuestra, oh Señor, gloria a ti.
DIÁCONO
Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
CORO: Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Conmemorando a la Santísima, pura, benditísima, y gloriosa doncella nuestra, la Theotokos y siempre Virgen María; con todos los santos, encomendémonos cada uno a sí mismo y unos a otros y nuestra vida entera a Cristo nuestro Dios.
CORO: A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN VESPERTINA 4
Oh Señor, a Quien los poderes celestiales cantan himnos y alabanzas incesantes: llena nuestra boca de tu alabanza para que podamos engrandecer tu santo Nombre. Y concédenos ser contados entre los que en verdad te temen y guardan tus preceptos; por la intercesión de tu Purísima Madre y de todos los Santos.
SACERDOTE (en voz alta)
Porque Tú eres nuestro Dios, Dios de misericordia y salvación; y a Ti rendimos gloria: oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
CORO
Tono del primer estijeron.
Señor, a Ti he clamado, óyeme; óyeme, oh Señor. Señor, a Ti he clamado, óyeme; escucha la voz de mi oración, cuando Te invoque. Óyeme, oh Señor. [SAOGM]
Sea enderezada mi oración como incienso delante de Ti, y mis manos elevadas como sacrificio vespertino. Óyeme, oh Señor. [SAOGM]
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Pon, Señor, una guardia ante mi boca y vigila la puerta de mis labios.
Mi corazón no inclines a obras malas.
Que en negocios oscuros no me meta con los que hacen el mal. ¡No me dejes probar sus deleites!
Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá a la cabeza.
Mi oración denunciará siempre sus crímenes. Sus jefes fueron echados desde el peñón.
Comprendieron entonces que hablaba con bondad. Cuando la tierra se abrió a sus pies, sus huesos tapizaron la entrada del infierno.
Por lo tanto, oh Señor, hacia Ti vuelvo mis ojos, en Ti me refugio, no expongas mi vida.
Protégeme del lazo que me han tendido, de las trampas de los que hacen el mal.
Que en sus propias redes caigan los impíos mientras que sólo a mí se me abre paso.
Al Señor le imploro a grandes voces, al Señor le suplico a grandes voces.
En su presencia explayo mi lamento y ante Él relato mi aflicción.
Cuando en mí desfallece mi espíritu, pero Tú, ¿no conoces mi sendero?
En el camino por donde pasaba ocultaron una trampa.
Dirige a la derecha tu mirada y ve cómo ninguno me conoce.
Lejos de mí está cualquier refugio, nadie se preocupa de mi vida.
¡A Ti clamo, Señor, a Ti Te digo: “Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que viven!”
Atiende a mi clamor porque estoy muy decaído.
Ponme a salvo de mis perseguidores, que son más fuertes que yo.
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(Consulta el calendario para obtener los himnos designados para hoy.)
SACERDOTE
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia; sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino. [CA-SAOGM]
Señor, a Ti he clamado, óyeme; presta atención a la voz de mi petición, cuando a Ti clamaré; óyeme, Señor.
CORO
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia; sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.
SACERDOTE
Pon, Señor, guardia a mi boca y una puerta reforzada a mis labios.
CORO
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia; sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.
SACERDOTE
No inclines mi corazón a palabras de malicia, para buscar excusas en pecados.
CORO
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia; sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.
SACERDOTE
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
CORO
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia; sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.
SACERDOTE
Que mi oración se dirija como el incienso a tu presencia.
CORO
Sea la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.
(Consulta el calendario para obtener lecturas designadas y léelas en este momento.)
LETANÍA FERVIENTE
DIÁCONO
Digamos con toda el alma, y con todo nuestro entendimiento, digamos:
CORO
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Señor Omnipotente, Dios de nuestros padres, te suplicamos: escúchanos y ten piedad.
CORO
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Ten piedad de nosotros, Dios nuestro, por tu gran misericordia, te suplicamos, escúchanos y ten piedad.
CORO
Señor, ten piedad. (3 veces)
DIÁCONO
También te suplicamos por los piadosos cristianos ortodoxos.
CORO
Señor, ten piedad. (3 veces)
DIÁCONO
También suplicamos por nuestro arzobispo (N.),
CORO
Señor, ten piedad. (3 veces)
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DE LA SÚPLICA
Señor, Dios nuestro, recibe de tus servidores esta intensa, insistente, continua, larga y extensa súplica y ten piedad de nosotros según la abundancia de tu misericordia; y envía tu compasión sobre nosotros y sobre todo tu pueblo, que espera de ti tu grande y copiosa misericordia.
SACERDOTE (en voz alta)
Porque eres Dios misericordioso y amante de la humanidad, y rendimos gloria a ti: al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
DIÁCONO
Catecúmenos, rueguen al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Fieles todos, roguemos por los catecúmenos.
( Señor, ten piedad. )
A fin de que el Señor tenga piedad de ellos.
( Señor, ten piedad. )
Para que les instruya en la Palabra de la Verdad.
( Señor, ten piedad. )
Para que les revele el Evangelio de la Justicia.
( Señor, ten piedad. )
Para que les una a su Santa Iglesia Católica y Apostólica.
( Señor, ten piedad. )
Sálvalos, ten piedad de ellos, socórrelos y guárdalos, Dios, con tu gracia.
( Señor, ten piedad. )
Catecúmenos, inclinen la cabeza ante el Señor.
( A ti, Señor. )
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN POR LOS CATECÚMENOS
Oh Dios, nuestro Dios, Autor de todas las criaturas, que has deseado que todo hombre se salve y hacia el conocimiento de la verdad se adelante: Mira hacia tus siervos, los catecúmenos, y libéralos de su antigua desilusión y de toda asechanza del enemigo. Llámalos a la vida eterna, ilumina su alma y cuerpo y cuéntalos entre tu rebaño racional, que es llamado por tu santo Nombre.
SACERDOTE
Para que ellos, juntamente con nosotros, glorifiquen tu honorabilísimo y magnífico Nombre: oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
( Amén. )
(Durante las primeras tres semanas de la Cuaresma, se omiten la siguiente letanía y la oración por los que se preparan para la Iluminación.)
DIÁCONO
Todos los catecúmenos, salgan. Salgan catecúmenos. Todos los que se preparan para la iluminación acérquense. Rueguen al Señor, todos los que se preparan para la iluminación.
( Señor, ten piedad. )
Por estos hermanos que se preparan para recibir la santa iluminación y por su salvación, fieles, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que el Señor, nuestro Dios los confirme y les dé fortaleza, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que los ilumine con la luz del conocimiento y de la piedad, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que les conceda, en el tiempo debido el baño de regeneración, el perdón de sus pecados y la vestidura de incorruptibilidad, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que los regenere con el agua y el Espíritu, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que les conceda la perfección de la fe, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Para que los cuente entre el número de su rebaño santo y escogido, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Los que se preparan para la iluminación, inclinen la cabeza ante el Señor.
( A ti, Señor. )
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN POR LOS QUE SE ILUMINARÁN
Muestra la luz de tu Rostro, oh Maestro, sobre aquellos que se preparan para la santa iluminación y que desean desechar toda impureza provocada por el pecado. Ilumina su entendimiento; confírmalos en la fe; fortalece su esperanza; perfecciónalos en el amor; haz de ellos honorables miembros de tu Cristo, Quien se ha entregado a sí mismo por nuestras almas.
SACERDOTE
Porque Tú eres nuestra iluminación y a Ti glorificamos, oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
( Amén. )
DIÁCONO
Todos los que se preparan para la iluminación, salgan. Los que se preparan para la iluminación, salgan.
Todos los catecúmenos, salgan. Que ningún catecúmeno permanezca.
LETANÍAS DE LOS FIELES
DIÁCONO
Todos los fieles, más y más en paz, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia. ¡Sabiduría!
( Señor, ten piedad. )
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DE LOS FIELES 1
Oh Dios, grande y digno de alabanza, que por la vivificante muerte de tu Cristo nos has trasladado de la corrupción a la incorruptibilidad: libra nuestros sentidos de las pasiones mortíferas poniéndoles como buen guía la mente interior. Que nuestro ojo se aparte de toda mirada mala; que nuestro oído sea inaccesible a toda palabra ociosa; y que nuestra lengua sea exenta de toda expresión impropia. Purifica nuestros labios que te alaban, oh Señor; y haz que nuestras manos se abstengan de obras perversas y que obren solamente aquellas que te agradan, confirmando nuestros miembros y nuestra mente en tu Gracia.
SACERDOTE
Pues a ti se debe toda gloria, honor y adoración: al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
( Amén. )
DIÁCONO
Una y otra vez en paz, roguemos al Señor.
( Señor, ten piedad. )
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia. ¡Sabiduría!
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DE LOS FIELES 2
Oh santo Soberano, el único bondadoso, Te imploramos a Ti que eres rico en misericordia, que seas compasivo con nosotros, pecadores, y nos hagas dignos de recibir a tu Hijo unigénito, nuestro Dios y Rey de la gloria. Porque he aquí que su purísimo Cuerpo y su vivificadora Sangre entran en la hora presente y serán colocados sobre este místico Altar, escoltados invisiblemente por una multitud de huestes celestiales. Concédenos participar de ellos sin condenación, a fin de que nuestros ojos espirituales sean iluminados y vengamos a ser hijos de la luz y del día.
SACERDOTE
Por el don de tu Cristo, con quien eres bendito junto con tu Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
( Amén. )
ENTRADA DE LOS DONES PRESANTIFICADOS
CORO
Ahora las potestades celestiales invisiblemente celebran con nosotros, porque he aquí el Rey de la gloria entra pasando.
SACERDOTE (en voz baja)
El sacerdote realiza la entrada, sin decir nada excepto “Por las oraciones...” en voz baja. El diácono camina delante de él, sosteniendo una vela y el incensario.
Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.
CORO
He aquí se escolta el sacrificio místico ya santificado. Acerquémonos pues con fe y anhelo, para que seamos partícipes de la vida eterna. Aleluya, aleluya, aleluya.
LETANÍA COMPLETIVA – ORACIÓN DEL SEÑOR
DIÁCONO
Completemos nuestra oración vespertina al Señor.
CORO (después de cada petición)
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Por estos preciosos dones presantificados ofrecidos, roguemos al Señor.
Para que nuestro Dios filántropo, quien los aceptó en su santo, celestial y racional altar como olor de fragancia espiritual, nos envíe la divina gracia y los dones del Espíritu santo, roguemos.
Por nuestra liberación de toda tribulación, ira, peligro y necesidad, roguemos al Señor.
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
Que esta noche entera sea perfecta, santa, pacífica y sin pecado, roguemos al Señor.
CORO (después de cada petición)
Concédelo, Señor.
DIÁCONO
Un ángel de paz, guía fiel y custodio de nuestras almas y cuerpos, pidamos al Señor.
Perdón y remisión de nuestros pecados y transgresiones, pidamos al Señor.
Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por la paz del mundo, pidamos al Señor.
Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz y penitencia, pidamos al Señor.
Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo, pidamos al Señor.
Pidiendo por la unión de la fe y la comunión del Espíritu santo, encomendémonos cada uno a sí mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a Cristo Dios.
CORO: A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COLOCACIÓN DE LOS DONES SOBRE EL ALTAR
Oh Dios de los Misterios Invisibles e Inefables, que conservas los tesoros ocultos, tesoros de la sabiduría y del conocimiento; Oh Tú que nos revelaste el Oficio de esta Liturgia y nos instalaste, a nosotros pecadores, por la abundancia de Tu Amor a la humanidad, para que Te ofrezcamos dones y sacrificios por nuestros pecados y por las ignorancias del pueblo. Tú mismo, Oh Rey invisible, Obrador de las grandiosas e insondables cosas, y hacedor de las innumerables maravillas gloriosas. Míranos, a nosotros Tus indignos y pecadores siervos; que como si fuéramos ante Tu Trono Querúbico, nos comparecemos ante este Tu Santo Altar, sobre el cual reposa Tu Hijo Unigénito, Dios nuestro, en estos Misterios Temibles depositados sobre el. Líbranos, a nosotros y a Tu Pueblo Fiel de toda impureza; y santifica todas nuestras almas y nuestros cuerpos con una santificación que no será quitada. A fin de que, comulgando de estos Divinos Santos Sacramentos, con una conciencia pura, un rostro no avergonzado y un corazón iluminado; vivamos por Ellos y nos unamos con Tu Cristo Mismo, nuestro Dios Verdadero que dijo: “El que come Mi Cuerpo y bebe Mi Sangre, permanece en Mí y Yo en él”. Así que, habitando Tu Verbo en nosotros, Oh Señor, y andando entre nosotros, nos convertimos en Templo de Tu Adorado Santísimo Espíritu; liberados de todo engaño diabólico sea este por palabra, obra o pensamiento. Y obtengamos los bienes que nos fueron prometidos, juntos a todos Tus Santos que Te complacieron desde los siglos.
SACERDOTE (en voz alta)
Y haznos dignos, Soberano, de atrevernos a invocarte con confianza y sin condenación, a ti, Dios y Padre celestial, y decirte:
TODOS
ORACIÓN DEL SEÑOR
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
SACERDOTE
Porque tuyos son el reino, y el poder, y la gloria: del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
INCLINACIÓN DE LAS CABEZAS
SACERDOTE
Paz a todos.
CORO
Y a tu espíritu.
DIÁCONO
Inclinemos la cabeza ante el Señor.
CORO
A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
Oh Dios, el Único, Bueno y Compasivo, que habitas en las alturas y miras sobre los que están abajo; mira con ojo de ternura a todo Tu pueblo y protégelo; y haznos dignos de participar sin reproches de estos Tus Misterios Vivificadores; porque a Ti hemos inclinado nuestras cabezas, esperando de Ti la abundante misericordia.
SACERDOTE (en voz alta)
Por la gracia, compasión y filantropía de tu Hijo Unigénito, con quien eres bendito, junto con tu santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
FRACCIÓN – COMUNIÓN
SACERDOTE (en voz baja)
Atiende Señor Jesús Cristo, Dios nuestro, desde tu santa morada y desde el trono de la gloria de tu reino, y ven a santificarnos, tú, que te asientas en las alturas con el Padre, y que estás aquí presente invisiblemente con nosotros; y dígnate concedernos, por tu poderosa mano, tu inmaculado Cuerpo y tu preciosa Sangre, y por nosotros a todo el pueblo.
DIÁCONO
¡Atendamos!
SACERDOTE (en voz alta)
Los santos dones presantificados para los santos.
CORO
Uno es santo, uno es Señor, Jesús Cristo, para la gloria de Dios Padre. Amén.
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TODOS
ORACIONES ANTES DE LA COMUNIÓN
Los siguientes textos de la comunión pueden variar de una parroquia a otra, dependiendo de las costumbres locales.
Creo Señor, y confieso, que en verdad eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo a salvar a los pecadores de los que yo soy el primero. También creo que éste es tu mismo inmaculado Cuerpo y que ésta es tu misma preciosa Sangre. Por eso te imploro: ten piedad de mí y perdona mis culpas, voluntarias e involuntarias, las de palabra o de obra, cometidas a sabiendas o en ignorancia, y hazme digno, sin condenación, de participar de tus inmaculados misterios, para el perdón de mis pecados y para la vida eterna. Amén.
Ahora que me acerco a la divina comunión, hacedor, no me consumas por comulgar; ya que tú eres fuego que abrasa al indigno, sino purifícame de toda mancha.
De tu cena mística, este día, Hijo de Dios, recíbeme a comulgar, pues no revelaré a tus enemigos tus misterios, ni un beso te daré como Judas, sino que, como el ladrón te confieso: ¡Acuérdate de mí, Señor, en tu reino!
Tiembla, hombre, cuando contemples la Sangre deificante; es una brasa que consume al indigno. El Cuerpo de Dios deifica y alimenta; deifica el espíritu y maravillosamente alimenta la mente.
Me sedujiste con ansia, Cristo, y con tu divino amor me convertiste. Consume ahora con fuego inmaterial mis pecados y hazme digno de saciarme del gozo que está en ti, para que saltando de alegría, bueno, magnifique tus dos advenimientos.
¿Cómo puedo yo, indigno, entrar en el esplendor de tus santos? Pues si me atrevo a entrar en la cámara nupcial mis vestidura me denunciará porque no es de bodas, y maniatado los ángeles me echarán. Limpia la inmundicia de mi alma y sálvame, Señor, pues eres filántropo.
Soberano, Filántropo, Señor Jesús Cristo, Dios mío, no sean para el juicio, por causa de mi indignidad, estos Santos Dones, sino para la purificación y santificación de mi alma y de mi cuerpo y para recibirlos como anticipo de la vida futura y tu reino; pues es bueno para mi aferrarme a Dios y poner en el Señor la esperanza de mi salvación.
De tu cena mística, este día, Hijo de Dios, recíbeme a comulgar, pues no revelaré a tus enemigos tus misterios, ni un beso te daré como Judas, sino que, como el ladrón te confieso: ¡Acuérdate de mí, Señor, en tu reino!
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CORO
Himno de la comunión.
Gusten y vean que el Señor es bueno. ¡Aleluya!
DIÁCONO
Acérquense con respeto de Dios, con fe y con amor.
El sacerdote toma el santo cáliz de las manos del diácono y le da la comunión a cada uno diciendo:
SACERDOTE
El (la) siervo (a) de Dios (N.) Comulga el valioso Cuerpo y Sangre del Señor, Dios y Salvador Jesús Cristo, para la remisión de tus pecados y para la vida eterna. Amén.
CORO
Himnos Durante la Divina Comunión
SACERDOTE
Salva, Dios, a tu pueblo y bendice a tu heredad.
CORO
Himnos después de la Comunión
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mi boca. Gusten el Pan celestial y el Cáliz de vida y vean que el Señor es bueno. Aleluya, aleluya, aleluya.
DIÁCONO (en voz baja)
Eleva, soberano.
SACERDOTE (en voz baja)
Dios, elevada sea sobre los cielos y sobre toda la tierra tu gloria.
Bendito sea Dios nuestro.
SACERDOTE (en voz alta)
Eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS
DIÁCONO
¡De pie! Habiendo comulgado los divinos, santos, inmaculados, inmortales, celestiales, vivificadores y estremecedores misterios de Cristo, agradezcamos dignamente al Señor.
CORO
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos, Dios, por tu gracia.
CORO
Señor, ten piedad.
DIÁCONO
Habiendo pedido que toda esta tarde sea perfecta, santa, pacifica y sin pecado, encomendémonos a nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.
CORO
A ti, Señor.
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
¡Oh Dios y Salvador de todos! Te agradecemos por todos los bienes que Tú nos has otorgado, y por la comunión del Cuerpo Santo y la Sangre Santa de Tu Cristo; y a Ti suplicamos, Oh Soberano Amante de la Humanidad, que nos proteges bajo la sombra de Tus Alas, y nos que otorgas comulgar dignamente de Tus Santos, hasta el último aliento de nuestra vida; para la iluminación del alma y del cuerpo y la herencia del Reino Celestial.
SACERDOTE (en voz alta)
Porque tú eres nuestra santificación y a ti rendimos gloria: al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
DESPEDIDA
SACERDOTE
Salgamos en paz.
DIÁCONO
Roguemos al Señor.
CORO
Señor, ten piedad.
SACERDOTE
ORACIÓN DEL AMBÓN
Oh Soberano, Todopoderoso, que con Tu Sabiduría hiciste toda la Creación, y por Tu Inefable Providencia y por Tu Abundante Bondad, nos hiciste llegar a estos venerabilísimos días, para la purificación de las almas y los cuerpos, y la abstinencia para con los deseos, y para la esperanza de la Resurrección. Tú que durante los cuarenta días grabaste, para Tu servidor Moisés, con Tu Mano sobre dos tablas, los Mandamientos Divinos; Concédenos, Oh Bondadoso, a nosotros también, combatir el buen combate, concluir el periodo del Ayuno, conservar la fe integra e inquebrantable, aplastar las cabezas de las invisibles dragones, manifestarse como vencedores del pecado y llegar a prosternarse sin juicio ante la Santa Resurrección.
Porque Bendito y Glorificado es Tu Venerabilísimo y Majestuoso Nombre, Oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
CORO
Sea el nombre del Señor bendecido desde ahora y por los siglos. (3 veces)
SACERDOTE (en voz baja)
ORACIÓN DURANTE LA RECOLECCIÓN DE LOS DONES
Oh Señor Dios nuestro, Tú que nos hiciste llegar a estos Venerabilísimos días y ser partícipes de Tus Temibles Misterios; únenos a Tu rebaño racional y manifiéstanos herederos de Tu Reino, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
DIÁCONO
Roguemos al Señor.
CORO
Señor, ten piedad.
SACERDOTE
La bendición del Señor y su misericordia vengan sobre ustedes, por su divina gracia y su filantropía, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
CORO
Amén.
Gloria a ti, Dios, esperanza nuestra. Gloria a ti.
Cristo, verdadero Dios nuestro, por las intercesiones de su purísima e inmaculada Madre, por el poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta, precursor y bautista Juan, de los santos, gloriosos y alabadísimos apóstoles, de los santos, gloriosos y victoriosos mártires, de nuestros justos y teóforos padres, (santo patrono del templo local); de los santos y justos familiares del Señor, Joaquín y Ana, y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y sálvanos, pues eres un Dios bondadoso y filántropo.
LECTOR
Salmo 33 (34)
Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
Engrandezcan conmigo al Señor y ensalcemos a una su nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta y me libró de todos mis temores.
Mírenlo a él y serán iluminados y no tendrán más cara de frustrados.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó, y lo salvó de todas sus angustias.
El ángel del Señor hace sus rondas junto a los que le temen y los guarda.
Gusten y vean cuán bueno es el Señor ¡dichoso aquel que busca en él asilo!
Teme al Señor, pueblo de los santos, pues nada les falta a los que le temen.
Los ricos se han quedado pobres y con hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta.
Vengan, hijos, y pónganme atención, quiero enseñarles el temor del Señor.
¿Cuál es el hombre que anhela vivir y desea gozar días felices?
Guarda tu lengua del mal, tus labios de palabras mentirosas.
Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y ponte a perseguirla.
Pero tiene puestos sus ojos en los justos y sus oídos pendientes de sus clamores.
El Señor aparta su cara de los malos y borra de la tierra su recuerdo.
En cuanto gritan, el Señor escucha, y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del corazón deshecho y salva a los de espíritu abatido.
Aunque el justo padezca muchos males, de todos los librará el Señor.
El cuida con afán todos sus huesos, no le será quebrado ni uno de ellos.
El malo morirá por su maldad y los que odian al justo, lo tendrán que pagar.
Pero el Señor libra el alma de sus siervos, el que se ampara en él no tendrá que pagar. [SAOGM]
Salmo 144 (145)
Te celebro, oh Rey mi Dios, y bendigo tu nombre para siempre.
Deseo bendecirte cada día, alabaré tu Nombre para siempre.
Grande es el Señor, muy digno de alabanza, y no puede medirse su grandeza.
De generación en generación se celebran tus obras, se cuentan tus proezas.
El esplendor, la gloria de tu Nombre, tus maravillas, los repetiré.
De tu poder formidable se hablará, y tus grandezas yo las contaré.
Nos harán recordar tu gran bondad y se proclamará tu justicia.
El Señor es ternura de compasión, paciente y lleno de amor.
El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras.
Te den gracias, Señor, todas tus obras, te bendigan tus amigos;
que hablen de la gloria de tu reino y anuncien tus hazañas,
para que vean los hombres tus proezas, el brillo y la gloria de tu reino.
Tu reino es reino por todos los siglos y tu imperio, por todas las edades.
Fiel es el Señor en todas sus palabras y bondadoso en todas sus obras.
Sostiene el Señor a todos los que caen, a los que están encorvados endereza.
Los ojos de todos de ti esperan que les des a su tiempo su alimento.
Tú sólo abres tu mano, y satisfaces de lo que quiera a todo ser viviente.
Justo es el Señor en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que le invocan, de todos los que lo invocan de verdad.
Les da en el gusto a todos los que lo temen, escucha su clamor y los salva.
El Señor guarda a todos los que lo aman, y a todos los malvados extermina.
¡Que mi boca proclame la alabanza del Señor y todo ser carnal bendiga su santo nombre, por siempre y para siempre! [SAOGM]
SACERDOTE
Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesús Cristo Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.
CORO
Amén.